El año 2012

El siguiente texto es obra de Werne Núñez, para la revista chilena Blank. El siguiente es un fragmento de lo publicado en el sitio de la revista. El articulo habla sobre la visita de Jose Arguelles a Chile:

La contraseña para entrar a pensar en que todo se va a acabar es: calentamiento + global. La idea de un planeta desintegrándose por la acción del hombre ya no es sólo una idea. El lunes 3 de abril de 2006, por ejemplo, la revista Time se mandó esta portada: «PREOCÚPATE. PREOCÚPATE MUCHO: El cambio climático no es un problema futuro vago; ya está dañando al planeta a un ritmo alarmante. He aquí cómo te afecta a ti, a tus hijos, y a sus hijos también», llamando a leer un reportaje especial sobre el irreversible calentamiento planetario. Al Gore, el demócrata al que Bush derrotó en la Suprema, es la cara de la tesis científica que sostiene que el año 2010 el planeta iniciará un proceso de muerte sostenida en el documental La Verdad Incómoda. La pregunta es: ¿qué tiene que ver todo esto con los mayas? Y la palabra clave aquí es convergencia. Las profecías, la crisis biosférica, el protocolo de Tokio, el peak oil y el terrorismo religioso. La tecnodependencia. Convergencia. Llevo un par de años oyéndolo, aquí y allá. La lógica es simple: lo que para unos es crisis terminal, para otros se trata de la emergencia de algo nuevo y bueno para todo el mundo. En mayo de 2002, en El Chaltén, suroeste argentino, lo oí de boca de Pablo Germano, un periodista treintañero y porteño que se retiró a la Patagonia con sus ahorros, para meditar y comer de su granjita, relajado, hasta que llegue el día de la desconexión total de las tecnologías y la unificación de los pensamientos universales. Me dijo: «No se acaba el mundo ese día, pero la humanidad se enfrentará a una decisión: evolucionar o desaparecer. No sólo lo profetizaron los mayas, lo dicen los hechos. Son muchos los engranajes del sistema que harán crisis alrededor del año 2012, pero el mensaje maya dice que aún podemos salvar al planeta. Será el fin del mundo, pero el fin del mundo como lo conocemos». Quedan 72 meses. Rodrigo Urrea tradujo varios textos de José Argüelles y como miembro de la Red de Arte Planetaria (una alianza global de personas que trabajan por la paz, la cultura y la biosfera, desarrollando festivales, conferencias y proyectos para la protección del medioambiente y el regreso a los ciclos naturales), organizó la visita del Valum Votan. Le pido que me explique qué está pasando aquí como si yo fuera un niño de doce años. En eso, un tipo de rostro sereno que lo acompaña, me dice: «Tal vez si tuvieras doce años no habría que explicarte tanto. No usarías la estructura que ahora tiene tu mente y comprenderías mejor y más rápido la relación entre las cosas». Me quedo callado. Lo que luego dice Rodrigo Urrea sirve como instrucciones de uso: «Este conocimiento debes enfocarlo desde tres puntos de vista para comprenderlo: como ciencia ficción, porque el 21 de diciembre de 2012 fenómenos cósmicos provocarán que la humanidad experimente un apagón y reseteo de su software; antropológicamente, para comprender el camino que ha recorrido el hombre para llegar a este momento; y por último, debes comprender el significado y el propósito evolutivo de la noosfera como capa mental del planeta y base de las soluciones, y la convergencia de ésta con los mensajes ocultos en los calendarios mayas».

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