Sexo con hombres atractivos igual a mejores orgasmos

Leo en la publicacion semanal de las mujeres Cubanas un articulo que plantea que las mujeres tienen mejores orgasmos cuando tienen sexo con hombres atractivos o mas bellos.

Pueden leer, el articulo es autoria de Aloyma Ravelo:



En Cuba, una de las telenovelas que transmite la televisión pública, tiene suspirando a un montón de mujeres de todas las edades. Expedito, así se llama el galán, es realmente un adonis, pero como dice mi hija: “Mamá, a mí no me conmueve porque tiene una cara de bruto…. “

Es decir, que si bien muchas mujeres caen aleladas ante la belleza física masculina, otras, que van siendo mayoría, prefieren que su galán tenga más atributos en el corazón y el cerebro que rostro (ese que tanto muestran las revistas light) como perfecto o musculatura de gimnasio.

Creo que al argumento de que ante un hombre maltratador o egoísta, no vale lindura, es más que suficiente para cuestionar el estudio publicado en la revista “Human Nature”, que resulta conclusivo en cuanto a que, eróticamente hablando, se divierten más aquellas que tienen compañeros lindos que quienes tienen maridos feos.

EL DEDO EN EL ASUNTO

Invertir sumas importantes de dinero en este proyecto, me parece del todo superficial y derrochante, cuando hay otras tantas cosas por investigar y aclarar de gran hondura y significación para las mujeres. Pero dado que investigadores de la Universidad Florida Atlantic y la Universidad de Texas, Estados Unidos, en colaboración con un equipo de la Universidad de Kassel, Alemania, concluyeron la investigación afirmando que las mujeres que mantienen relaciones sexuales con hombres atractivos alcanzan el orgasmo con mayor facilidad y en mayor número de ocasiones que quienes tienen parejas menos agraciadas, me resulta sumamente falso y teóricamente hablando, insostenible.

Dicen los científicos participantes en el estudio que el objetivo era observar la relación entre el orgasmo femenino y el atractivo masculino y comprobar, tal y como han hecho estudios anteriores, si las mujeres alcanzan más veces el clímax con los hombres más guapos.

Para ello, realizaron encuestas a 388 mujeres, tanto en Alemania como en EEUU, cuyas edades oscilaban entre los 17 y los 62 años. Además de los datos demográficos y socioeconómicos que se suelen registrar en todas las investigaciones, las entrevistadas respondieron a varias cuestiones acerca del atractivo físico y sexual de sus parejas, de la satisfacción emocional y sexual que obtenían de su relación, así como de la frecuencia con la que alcanzaban el orgasmo, en proporción al número de veces que mantenían relaciones.

Finalmente, los autores observaron que las mujeres que estaban emparejadas con los hombres más atractivos tenían más orgasmos, independientemente de la frecuencia de sus relaciones sexuales, de la edad de las parejas y de la duración de la relación sentimental.

Reconocen que no han podido encontrar la razón causal entre el atractivo masculino y el clímax femenino. Esto sin dudas no funciona como que dos y dos, son cuatro. Advierten, además, que algunas mujeres encuestadas, pueden haber dado respuestas un poco sesgadas. Por ejemplo, si habían tenido un orgasmo en sus últimas relaciones (poco antes de la encuesta) quizá esto --si fue agradable-- les haya hecho mirar a su pareja con mejores ojos y, en consecuencia, haber exagerado un poco su atractivo.



Los autores, en sus conclusiones no solo afirman que “la evidencia de que el orgasmo femenino obtenido a través del coito es, en última instancia, una adaptación de la teoría de comportamiento animal sobre las preferencias de las hembras por el semen que porta buenos genes”, sino, da paso a una teoría que parece algo descabellada:

“El hecho de que las mujeres alcancen el orgasmo más fácilmente y más a menudo con parejas atractivas sería una reminiscencia de un comportamiento que rige la sexualidad de muchas especies animales, sobre todo en las que el macho juega un papel activo en la cría de los hijos, como ocurre (al menos en teoría) en los seres humanos. Se trata de lo que los expertos denominan, desde hace años, «búsqueda de buenos genes».

Según esta teoría, las hembras buscan emparejarse con machos sanos que trasmitan buena herencia a los cachorros, de tal forma que éstos nazcan y se desarrollen fuertes y sanos. Además, estas hembras buscan un buen padre para sus retoños (que les defiendan de los enemigos naturales, les proporcionen alimentos, les enseñen a sobrevivir...). Según parece, la apariencia física es la única pista externa que tienen las hembras para distinguir a un padre adecuado de otro con un genoma no apto, por lo que un macho sin problemas físicos tiene más posibilidades de ser candidato al apareamiento.

En todo este proceso, el orgasmo de la hembra juega un papel fundamental. Según han revelado varias investigaciones (llevadas a cabo tanto con humanos como con animales), cuando la hembra alcanza el clímax retiene el semen en su cuerpo durante más tiempo. De esta forma, existen más posibilidades de engendrar descendencia cuando ella alcanza el orgasmo en las relaciones sexuales.

Sobre esta hipótesis, el sitio ABCsexología.com se introduce en el asunto alegando que en la conducta sexual de los seres humanos influyen infinidad de condicionantes externos que hacen que una mujer se decante por un hombre u otro (educación, cultura, religión, ambiente, situación socioeconómica, etc.)

No obstante, cabe recordar que en el emparejamiento humano también intervienen factores bioquímicos (nerviosos y hormonales) y que gran parte de ellos están regidos por lo que los científicos llaman «cerebro visceral», es decir, la parte más primitiva y menos racional de nuestro cerebro.

Entre tanta hipótesis y teoría, pudiéramos caer en la trampa de afirmar que lo bello, no solo vende, como diría la directora de Mujeres, Isabel Moya, sino que es el prototipo ideal, lo máximo. La aspiración tope. La imagen que se recicla sin cansancio en los medios de difusión masiva y en las promociones de todo tipo.

Después de ser una vez más usadas como conejillas de india, mi pregunta es la siguiente y quizá alguien pueda contestármela: ¿Hasta cuándo, eh?


... hasta el infinito y mas alla!

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