El fanzine en el movimiento punk
Por Mauro Lo Coco, Germán Bellizzi, Guadalupe Cuevas
Los fanzines presentan la problemática de cómo estudiar los productos de la cultura popular. Pretendemos pensar el espacio social desde la idea de hegemonía de Gramsci, donde este es definido como un lugar de conflicto en el que las clases sociales luchan por instaurar un sentido, poniendo en juego instancias de dominación, negociación y de continuidad de los productos culturales que entran en circulación.
Nuestra intención es evitar tanto la mirada dominocentrista[1] de la cultura popular como la populista, según la cual sólo lo subalterno pasa a ser lo valioso, desligando a lo social de toda situación de conflicto y dominación simbólica.
Esta postura es necesaria ya que los fanzines se autodefinen como productos culturales de resistencia a la cultura dominante. Siguiendo esta idea de hegemonía se pueden encontrar diferencias y continuidades de los fanzines punk/harcore con la cultura dominante y no pensarlos solamente como una alteridad radical.
Tribus Urbanas
Creemos importante definir el concepto de tribu urbana que se da a los grupos que consumen y producen la clase de publicaciones analizadas.
Fundamentalmente, nos interesa el sentido que tienen estos grupos para los jóvenes que habitan en las ciudades modernas. Partimos de la idea que estas agrupaciones juveniles cualquiera sean los símbolos e ideas que sostengan sirven a sus seguidores como “mapas” para un recorrido urbano, a través del consumo cultural y de los espacios que se proponen, y mediante ello constituyen su identidad y se reconocen en las megaciudades modernas que los condenan al anonimato.
En este ámbito, las personas están sometidas a los cambios producidos por el libre comercio, la globalización de la información y la tecnología. Así los espacios urbanos son redefinidos, y en este marco, las personas son sometidas a nuevas formas de relaciones humanas cada vez más mediadas por la tecnología, lo que da como resultado un contacto más escaso y despersonalizado.
Es posible pensar que una “tribu”, un grupo, construye lazos mediante una relación simbólica que borra diferencias y establece otros nuevos. Así se plantea una identidad distinta, que sustituye lo que Marc Augé define como primeras alteridades (sexo, edad, parentesco, nacionalidad) constitutivas de la identidad ritual. Lo que nosotros hemos definido como tribu, se caracteriza por transponer los elementos tradicionales de conformación identitaria (el espacio), debilitándolos, para dar paso a nuevos límites, ya no físicos, sino simbólicos y operativos en el imaginario del grupo. Instala sus ámbitos y sus dispositivos rituales propios.
Como señalaran Grignon y Passeron “El racismo, la xenofobia, los radicalismos étnicos y los mecanismos de marginación –por cuestiones de salud, religión, edad, etc.—de determinados grupos sociales son el resultado del desplazamiento de la frontera físico-simbólica espacial a la frontera interior. (...)” [2]
Introducción a análisis de los fanzines
Relacionado originalmente con el cómic, el fanzine se vincula en la actualidad a la idea de una publicación de bajo presupuesto, que se presenta en sociedad como un emprendimiento cooperativo o individual. El caso particular de los fanzines que se definen como punks, responden, como en el caso de otras tribus a la naturaleza de su forma y de sus contenidos.
Los aspectos más sobresalientes de los fanzines, como señalara Oscar Steimberg, se encuentran en el soporte mismo de la publicación, en el diseño gráfico, y en su modo de producción y circulación, aspectos signados por una clara oposición a las normas de las publicaciones convencionales. Ellas y la propia ideología antisistema del movimiento punk (basada en sus orígenes en consignas del anarquismo) funcionan como condiciones de producción de sus fanzines, recorriéndolos como un otro y un yo. La lucha contra lo convencional se extiende desde la elección estética, de contenidos y de forma de venta. En cuanto al soporte, se trata de material gráfico editado con muy bajo presupuesto de producción. Todas las publicaciones son fotocopias, en general en blanco y negro (excepto alguno que utiliza para su tapa una hoja color, como es el caso de “Seremos destruidos”).
Con relación al diseño, son muy pocos los fanzines que utilizan las ventajas que hoy en día ofrece la informática para diseñar. Encontramos una marcada tendencia al collage casero, que combina material fotográfico de baja calidad, recortes, usos de diferentes tipografía o uso del manuscrito, ausencia de una alineación en los textos y deliberada desprolijidad (palabras tachadas, superposición de textos y fotografías).
Sobre un soporte anárquico se erigen las figuras de enunciador lector marcada por la complicidad de la pertinencia. El discurso que se maneja es cerrado. El elitismo marcado por los contenidos y las modalidades de enunciación (características gráficas, uso de jergas lingüísticas, interpelaciones en forma de consignas) que define la complicidad de autor y lector. Esto se marca La mayoría de las notas, cualquiera sea su característica, el autor escribe en primera persona. Se presenta un “yo”, que con marcado tono coloquial, da testimonio y un vos compañero que marca la diferencia con el impersonal del discurso periodístico, reforzado por el desprecio de las normas de la cita y de propiedad intelectual. Cuando aparecen las citas no son completas, a veces de autor pero no sobre la obra. Un ejemplo sería en el fanzine “Me cache en die” se ilustra una nota al grupo Huasipungo con la obra de Goya, El tres de mayo de 1808 en Madrid: Los fusilamientos en la montaña del príncipe Pío, que también ilustra la edición del libro Operación Masacre de Rodolfo Walsh. El autor del fanzine no hace ninguna referencia a la inclusión de esa ilustración. Esto es fruto de la ideología “anárquica” de estos grupos, por ejemplo en el Fanzine “Nadie es inocente” se dice: “si te interesa conseguir prod. de bandas de aquí y ala (suzkadi, españa, b.a, interior del pais, bolivia, y alguno que otro mas) mandamos un k7 y una estampilla y te lo grabamos, para no darles de comer a “esos” que lucran con la música ...... Pidan mini catalogo 100% ANTISADAIC”
Creemos que esto también tiene que ver con la transgresión de las normas de organización mínima del discurso, propia, por ejemplo, del discurso periodístico. Se podría decir que esta es una marca importante que se repite en todos los aspectos de la publicación, lo que mencionamos anteriormente como expresión de rechazo al sistema. Sin embargo –y aquí la definición por la diferencia se refuerza— resulta importante destacar que la transgresión se realiza desde la utilización de géneros comunes al discurso de las publicaciones convencionales (editoriales, noticias, crónicas, entrevistas).
El lector esta presente desde las consignas que lo interpelan directamente. El lector es continuamente llamado a participar. La publicación intenta abrir espacios de encuentro con los lectores, más allá de la mediación del soporte gráfico. Con este fin se dan las direcciones y los números de teléfono del autor y de los integrantes de las bandas que aparecen. Pero también es importante destacar que generalmente este contacto se promueve desde el intercambio comercial. Los números de teléfonos y las direcciones en gran medida son dadas para comprar los fanzines o las grabaciones de las bandas.
Muchas características de los fanzines punk coinciden con las desarrolladas por Oscar Steimberg en su trabajo sobre los fanzines anarcojuveniles: “El enunciador que surge de la prensa anarcojuvenil, en cambio, nunca aparenta cerrar su trabajo de acuerdo con esquemas de intercambio verosímiles y legibles; sus gestos y sus textos nunca se organizan en la superficie de una normalidad universal de la comunicación. Su retórica gráfica y verbal construye objetos aparentemente “no diseñados”, por su caducidad preanunciada, su exhibición explícita del descuido y el error, el efecto de inmediatez de sus énfasis y el de su superposición de intertextos o referencias no ordenados por la cita. Y sus espacios verbales están siempre cubiertos por el léxico y los giros de una jerga segmental, con apelaciones a una comunicación entre pares, que comparten en soledad común problemas y experiencias.”[3]
En sus aspectos gráficos y discursivos los fanzines manifiestan el imaginario de la tribu. Para el que no comparte los códigos de la tribu no se produce comunicación. Son publicaciones que no persiguen la masividad, no pretenden la adhesión (carencia de un discurso pedagógico que impulse a ella). Se impide la decodificación a quien no comparte dichos códigos. No entender significa no pertenecer.
Esto responde al principio de identidad y diferenciación del Otro en que se apoya la tribu. Una diferencia que se establece desde las representaciones simbólicas de la identidad, en el caso de los grupos analizados, expresada exclusivamente desde lo simbólico (vestimenta, lenguaje) más que desde la acción violenta.
En el fanzine aparecen algunos llamados a la acción, pero no grupal sino individual. Ej: en una nota de Nadie es Inocente, que problematiza el uso, que en nombre de la ciencia, se hace de la naturaleza y los animales, el llamado a la acción que se hace es: “No compres productos de estas empresas asesinas, boicotéalos”; Tu participación es necesaria, tus críticas, tus opiniones, tus ideas, tus quejas o cualquier cosa que a tu criterio deba ser difundido acá será bien recibido, respuesta segura, la única forma de que esto crezca es con tu participación”.
De hecho, quizás la acción grupal más concreta se realice en el ámbito de la distribución (el precio accesible y empleo de la feria o el contacto por carta).
El fanzine como soporte de las prácticas rituales punks
Fanzine y prácticas rituales están imbricados: por un lado, el fanzine participa activamente en los rituales de grupo, en tanto se venden en los ámbitos en que éstos se desarrollan; por otro, tematiza el conflicto que escenifican los rituales.
Como medio de comunicación que se inscribe en el interior de las determinadas práticas rituales (ferias, recitales, encuentros) de las tribus punks. Los ámbitos donde estas prácticas se realizan funcionan como lugar de distribución junto con los compacts discs y los cassettes. Fuera de esta red, se pueden adquirir por correo (previo pago de estampilla y, en algunos casos de uno o dos pesos).
Existe voluntad de difundir otros materiales (otros fanzines y discos e información sobre bandas), que se lee tanto en la reproducción de notas de otras publicaciones como en la publicidad de direcciones donde conseguir otros fanzines de la especie.
Existirían en Buenos Aires al menos cuatro ferias de fanzines: Plaza Congreso, Parque Centenario (“puesto-feria”), San Miguel y Parque Rivadavia.
En la feria de Plaza Congreso, pudimos observar ciertos rasgos que Augé señala como constitutivos de las prácticas rituales. Las ferias encuentran un tiempo y un lugar propios, diferentes al de la cotideaneidad, lo que Bataille denominaría tiempo productivo[4]. Es un tiempo diferente al de la historia, donde las jerarqu[JT1] ías y las desigualdades se borran entre los miembros del grupo. “Vine justo, porque terminé de laburar acá, porque por ahí termino en Wilde y cagué… (…) Acá está bueno porque me encuentro con los pibes, charlo con los muchachos –ríe--” (Rolando Fancini, Fanchin, guitarrista de S.O.A. -Sin opción Alguna-). Cuando se le pregunta por el impacto que produce el contraste entre trabajo - feria, declara: y salís de unos ortivas y venís acá que es otra onda, porque qué sé yo… acá haces contactos, para tocar, o para salir en algún lado”. En el resto de la entrevista, nos explica lo que él entiende por “mutuo apoyo y solidaridad”, uno de los pilares de la ideología anarcopunk (que aparece en la mayoría de las consignas de Desorden, Intelectual Punx y otros): “Yo lo veo cuando tocamos… la otra vez vinieron unos chicos de Chile y se quedaron a dormir acá. Entonces después nos hicieron la onda para ir allá para hacer tres fechas”.
Las ferias donde los fanzines se ponen a la venta (a un precio que oscila entre los 50 centavos y los 3 pesos) se rige una estructura horizontal. Paty (de Me cache en Die) afirma que el único puesto de la feria (un tablón grande que exhibe casi la totalidad de los fanzines porteños y buena parte de la producción del resto del país y del extranjero) es un lugar “que nada que ver con cualquier kiosko o lugar así, de venta de discos, donde se quedan con un treinta, cuarenta por ciento del único ejemplar que te venden. Ahí, el chabón, Pablo, recibe todos los fanzines que hace cualquiera y después te avisa si vendió. Eso pasa porque acá no hay nadie que quiera hacer guita con esto. Acá no tenés ningún chabón que te diga –eh, mira, ¿yo que gano con esto? Yo te lo tengo, ¿pero a quién se lo vendo?”. En las palabras de Paty, puede leerse la conciencia de que una estructura horizontal sólo es posible en ese espacio y en ese tiempo: La Plaza Congreso, durante las cuatro horas (16 a 20 hs.) que dura la feria. Es lícito entonces, operar una analogía con respecto a lo que sucede en el fanzine, en tanto éste se constituye en torno a una diferencia con el modo de producción y circulación de los medios gráficos convencionales. Producido para un público específico, que construye su identidad en ritos con lugar y tiempos propios, el fanzine se permite ciertas licencias en su estética, su lenguaje y su diseño (licencias que hemos citado en los aspectos semióticos) que sería inaceptables para una publicación inserta en un circuito comercial. De este modo, a la manera que lo señalara L.A. Romero, podría pensarse que la identidad punk se construye en el conflicto con otras, y que el fanzine manifiesta esta disputa planteando su estética desde la diferencia con las publicaciones convencionales y en contenidos que refieren al propio grupo de pertinencia y que desprecia la apertura hacia un nuevo público.
Es necesario, entonces, comprender al fanzine, dentro de lo que Bourdieu definiría como campo[5]. Dentro de una red de prácticas, funciona instalando una lógica, un lenguaje y unos códigos propios; y quien quiera acceder a ellos deberá encarnarlos en su propio cuerpo a través del habitus propio de la tribu para comprender el sentido a él asignado por los agentes.
Quien no se encuentre familiarizado con las reglas del juego que proponen los ritos y las manifestaciones artísticas de la tribu punk, quien no tenga la posibilidad de enmarcarlas dentro del campo al que pertenecen, no participa de las operaciones de institución del sentido y por lo tanto le es vedada la posibilidad de reconocerlas. En este sentido, el fanzine funciona como un soporte de construcción del discurso punk, así como las actividades referidas a lo ritual funcionan como soporte en donde el hábitus opera su doble dimensión estructurada y estructurante. Podría pensarse que se trata de una relación reflexiva[6] de aprehensión y recreación de los presupuestos punks en el interior del campo-tribu, lo cual sin duda, dificulta la comprensión desde el afuera. En la tapa del punk-zine No pasarán puede leerse (recortado sobre una foto de dos punks aparentemente, en un pelotón de fusilamiento) “En los ’70, el movimiento punk se convirtió en una amenaza para la zoociedad. Hoy, en los ’90, la miseria y la opresión continúan manteniendo en pie al mismo sistema. ¡Volvamos a enfrentarlo!”. Resulta difícil, para el observador no familiarizado con la historia del punk, asociar en la Argentina este movimiento a la guerrilla de los 70. Para un lector neutral, se trata de una afirmación críptica.
Algo similar sucede en los ámbitos[7]. Analizar los ritos implica una tarea analítica de descripción densa[8], una tarea de descripción e interpretación. En este sentido, gestos como el escupitajo al cantante de una banda en un recital puede ser entendido de diferentes maneras según el campo que se analice. Dentro de los códigos de la tribu punk, el escupitajo se vive como un gesto de aprobación, de aliento o de admiración.
Como afirmábamos anteriormente, el fanzine cumple también una función metadiscursiva con respecto a las prácticas rituales de grupo. En él se pueden encontrar comentarios sobre recitales (sobre todo dentro de las entrevistas a bandas), comentarios sobre encuentros y discusión sobre la pertinencia de ciertas prácticas. Fun People y Desorden parecen ser un ejemplo de esto: El primero ( que se vende en los recitales de la banda homónima y, en algunos casos acompaña a sus discos) se encarga de informar acerca de las giras y recitales del grupo. Sus textos traslucen las prácticas de constitución de la identidad del grupo: “La pasamos muy bien, salvo por los cabrones de seguridad que pegaban al público que se divertía en el slam y a pesar de que los invite a retirarse del lugar los tipos y el público se pusieron más bravos”; el segundo”; en Desorden encontramos una crónica sobre un encuentro anarkopunk, con clara intención informativa: “Algo que generó roces y discusiones al por mayor fue el tema alcohol, todos sabíamos que al encuentro se iba a trabajar en conjunto entre gente de diferentes países, a coordinar formas de “militar” dentro del mov. anarkopunk, pero mucha gente quería demostrar que su “actitud”estaba sobre todo, que había que discutir mas de 3 horas sobre si se bebía o no en el encuentro” (“Desorden”, en la crónica sobre encuentro anarkopunk Uruguay ’98).
La construcción de la identidad y de la alteridad en el fanzine punk
Clifford Geertz afirma que el ritual reproduce determinada situación conflictiva en la sociedad y entiende que estas posibilidades de esta representación pueden remediar o repetir este conflicto[9]. El fanzine, como soporte comunicacional del discurso punk escenifica el conflicto sin remediarlo: hay una lucha constante entre un nosotros –los punks— y los otros.
¿Quién es el otro de la tribu Punk? Las diferencias, parecen proceder de una matriz común: la sociedad capitalista. En el segundo editorial de Me cache en die puede leerse “No me considero hipocrita, no me considero conformista, no apoyo este sistema y lucho contra él a mi manera”. El Capitalismo es “el sistema” y el “estado fascista”, los dos términos son homologables. Cuando se le pregunta a María, guitarrista de Makia Subversiva, por el motivo que los llevó a formar la banda, responde: ”Las ganas de hacer algo en dos aspectos: por un lado el musical (…) por otro lado el contenido de expresar a través de las letras de los temas lo que sientes, denunciar lo injusto, luchar de esta manera contra la opresión del sistema: politico, social, educativo, policial, racista, sexista, discriminatorio, militarista ”. Los punks luchan contra todo aquello que forma parte del aparato estatal. Entre ellos encontramos:
--el ejército: “Los gobiernos alegan que los ejércitos son primordialmente requeridos para la defensa exterior. Pero no es exacto. Ellos son utilizados en primer lugar para intimidar a sus propios súbditos.” (Volante del movimiento brasileño PCAM—proyecto de concientización anti-militar—reproducido en el fanzine argentino No more Hate).
--El sufragio universal: Una nota del mismo fanzine, titulada “Libertad de voto. Sumisión de todos”, finaliza “(…) proponemos no arrodillarnos más a pedir, simplemente a tomar lo que es nuestro, nuestros derechos como seres humanos que somos; (…) o vamos a seguir esperando a que el último derecho existente en este país sea el de permanecer vivo, y el de votar, claro”.
--La clase política: “Los políticos vende lo que es de tod@s… en beneficio de unos pocos!!!” (Intelectual Punx). “No estoy conforme con el entorno, con lo que me rodea, me limita y no me deja crecer, con el fascista concepto de libertad que me enseñaron que no es más que una libertad restringida y vigilada por los mismos de siempre (sólo que ahora la van de democráticos)” (Editorial de Nadie es Inocente).
--La Policía: “Y dónde están esas fuerzas de la ley/ con sus placas todas sucias hoy/ de la sangre de ayer/ y dónde están esos bravos de la ley con sus placas, sus gorros; sus armas / y su corrupción” (Fragmento de “La Ley “, canción de Estado Mayor Conjunto, reproducida en No More Hate).
--Clericalismo: La tapa de Me cache en die presenta una fotografía de la Iglesia Satánica, en Golpe Justo aparece una banda llamada “Arzobispo Violador”. En Desorden aparece un cómic en el que se representa a un cura con el signo pesos dibujado sobre su sotana, que grita “¡Ayuden al señor, una colaboración para él!”.
La lucha no se reduce a las instituciones: también se trata de un enfrentamiento total contra:
--el modo de producción capitalista: “Multinacionales = Explotación” es el título de una nota de opinión que Intelectual Punx reproduce de Sin Gobierno (fanzine argentino). No more hate contiene en su edición un anexo que propone boicotear a Mc Donald’s, en virtud de la explotación que esta firma haría de sus empleados.
--cuestionamiento a la sociedad en general: ”Aklárate!!…….Kon Nosotros o Kontra Nosotros?” (Cierre de un cómic de Golpe Justo). Cuando a los integrantes del MAP se los invita a dejar un mensaje para el lector, responden: “(…)destruir todos los pilares de esta sociedad hipócrita, conservadora, represora y luchar con odio canalizado…”.
El nosotros utilizado en los fanzines se representa claramente en la exclusión explícita de los sectores anteriormente citados. Pero, ¿quiénes son ese nosotros? Este nosotros punk no da demasiados elementos para ser reconocido.
Visibilidades:
El abordaje resulta más sencillo en cuanto a la estética, y es pasible de ser observado en los retratos que los autores realizan de sí mismos y de sus amigos, compañeros de lucha. De este modo, un punk se podría reconocer por ciertos rasgos particulares en la vestimenta (pantalones ajustados o rotos, camperas de cuero con la A de anarquía, borceguíes y otros) y en el peinado (la cresta, el rapado).
Los punks dibujados aparecen siempre desgarbados y ojerosos, lo que podría pensarse como una provocación similar a la de la forma de vestir. Se relevan muchos casos en que los personajes son retratados en actitudes agresivas o provocativas. Me cache en die presenta un retrato de su productor (“Paty”); un chico de unos dieciséis o diecisiete años que sostiene una botella de cerveza y eructa. La deliberada desprolijidad citada en el diseño y en el lenguaje recorre también a los retratos que los productores hacen de sí mismos.
El fanzine parecería ofrecer un canal para traducir un imaginario que no parece condecir con lo que se observa en la vida cotidiana de la tribu. En Desorden se observa claramente esta distinción. En esta publicación conviven el imaginario de sí como grupo en conflicto con los poderes oficiales y la conciencia de sí como grupo pequeño cuyas propuestas parecen poco viables en el marco social. En un cómic aparece un punk mordiendo un trozo de pantalón de un policía que escapa corriendo. El personaje comenta: “Un policía no es muy nutritivo que digamos, pero con algo hay que llenar el estómago!“. En otra página, el líder de Terapia de Rabia (banda argentina), declara: “Es muy complicado vivir hoy en día en la Anarquía; hay mucha gente egoísta y con mala leche, creo que mientras exista el dinero la gente matará por conseguirlo”. Esta tensión se ejemplifica si en el trabajo de observación participante y en las entrevistas, en donde hemos comprobado que la violencia representada en los fanzines pocas veces se traduce en una acción efectiva.
Enunciados
Resultan interesantes las palabras de Martín (Desorden) cuando responde sobre si se define como punk “lo que pasa es que si yo te digo que soy punk, vendría otro y me diría que es más punk que yo. Si yo dijera que soy punk también me pondría con ellos, que para mí no son punks (…) Para mí, el fanzine es punk, es lo que yo entiendo como punk: un movimiento contracultural”. Los fanzines parecen acercarse más a una edición de autor que a un órgano oficial de difusión de ideas del movimiento, como podría ser una publicación partidaria. Paty, de Me Cahe en Die afirma que “como es un movimiento que no tiene jefes, no tiene jerarquías, entonces cada uno puede decir lo que quiera, más bien que sea dentro… dentro del punk, pero el punk es muy abierto”
En la feria de Plaza Congreso conviven las obras de William Goodwin, Mijail Bakunin, Proudhon y Kropotkin con los fanzines. Sin embargo, resulta curiosa la lectura del anarquismo que hace lo que Martín define como “Movimiento Anarkopunk” (y que luego observamos en algunos de los fanzines). Encontramos que a anarquía se asocian ideas de “Solidaridad y mutuo apoyo” (Desorden, en Crónica sobre Encuentro Anarkopunk Uruguay ‘98”, la idea de Contracultura (“Construyendo Kultura contra el poder”, Desorden “El Anarquismo en Bolivia”), la ideas político-revolucionarias (“Seremos una bomba contra la Burguesía”, No More Hate, en una nota sobre el Movimiento Anarkopunk en Brasil), y la crítica contra los alter. La denuncia ocupa mayor espacio que la propuesta, y en este sentido, las consignas punks presentan una ambigüedad que dificulta la identificación de su proveniencia. Y no es casual, puesto que están hechas de una especie de pastiche de consignas políticas, en donde se funden el anarquismo, los movimientos revolucionarios y algunos sectores más pequeños como organizaciones ecológicas, de Derechos Humanos y de protección de los derechos de los animales. Comparten el espacio de Me Cache en Die notas sobre Derechos Humanos (Amnesty International, Madres de Plaza de Mayo, Comisión de Apoyo al Pueblo Originario Mapuche), un editorial en donde se plantea lo que es ser punk (“Sin ejemplos! Sin reglas! Un solo objetivo: El intercambio ¡Sin Prejuicios!”) y notas sobre el veganismo (subdivisión del punk que no consume productos derivados de los animales). Quizá el ejemplo más significativo sea el del fanzine Hasta la Victoria Siempre, en cuya tapa puede observarse a Lenin junto con otros camaradas y sobreimpreso sobre la foto “Fanzine punk subversivo. Otra manera de agitar, las mismas ideas revolucionarias”.
Este es un funcionamiento similar al de los géneros: el discurso de estos fanzines aparece así contaminado de formas que pertenecen a lo que Castoriadis define como lógica conjuntista identitaria[10]. La identidad del grupo se construye en el fanzine sobre la base de dos operaciones: a) oposición al discurso hegemónico desde la gráfica y los contenidos; b) apropiación de procedimientos argumentativos formales y apelación a significaciones sociales imaginarias[11] de la sociedad desde los géneros y en el tratamiento de problemáticas.
Los punks parecen necesitar de consignas previamente enunciadas y que el productor se apropia y vincula a lo que él interpreta como movimiento punk. Quizás por eso, aparece un discurso fragmentado, en cuyo interior hay peleas y subdivisiones internas, que proceden de lecturas y aprehensiones del sentido individuales (exaltado en este caso por la carencia de un ente rector). Como corolario, puede citarse el ejemplo del Encuentro Anarkopunk Uruguay ’98, en donde el cronista de Desorden nos cuenta que hubo problemas entre veganos y no veganos y discusiones entre quienes entendían que era poco ético beber “y que después vinieron a pedir un trago como si nada hubiera pasado. Nosotros (supuesta comisión bebidas) éramos borrachos pero al menos no lo ocultábamos…”.
Por estas dificultades y diferencias internas, podemos decir que el nosotros punk que construye la enunciación del fanzine tiene que ver con la heterogeneidad y con la selección y lectura propia del movimiento que su productor realiza.
Resulta también significativa la omisión a todo tipo de actividades comunes a los ciudadanos, tales como trabajo, estudios y familia. En ninguna de las notas que aparecen en los fanzines se hacer referencia a estos ámbitos, salvo para señalar conflicto y/o alienación, lucha. En términos de Bataille podría plantearse que los integrantes de la tribu realizan un gesto soberano[12]. Los productores parecen definirse por el tiempo en que hacen uso de este gesto soberano, cuando participan de los rituales de la tribu. No sólo en los contenidos de los fanzines se trabaja lo referente a la divulgación de las ideas del movimiento y a la difusión de sus actividades, y se omiten aquello que no concierne a identidades primarias (edad, sexo, clase social, familia, profesión), también en las entrevistas notamos una reticencia a establecer conexiones entre ellas y la identidad grupal.
Quizás resulte pertinente cerrar esta apartado con las palabras de Daniel, de Seremos destruidos frente a la pregunta sobre su ocupación ”artista, músico, pintor, escritor… y durante el día, empleado administrativo”.
Pensamos entonces que la identidad del nosotros punk se construye en la heterogeneidad, producto de las condiciones de reconocimiento y las condiciones de producción del productor del fanzine. Y que en este caso, por tratarse de un movimiento planteado como horizontal, resulta más sencillo identificar al alter (que se aferra al clivaje, a la diferencia) que al yo. Este se construye en la fragmentación, en el pastiche (en función de que no hay una cabeza visible de grupo que delimite la pertinencia de las propuestas al movimiento) y en la operación de suspensión del tiempo productivo en el ritual que construye la identidad.
Bibliografía utilizada
Oriol-Costa, Pere; Pérez Tornero, José Manuel; Tropea, Fabio: “Tribus Urbanas”, Ed. Paidós, Barcelona, España, 1996.
Steimberg, Oscar: “El fanzine anarcojuvenil: una utopía del estilo” , Colección materiales de Ciencias Sociales, Secretaría de Publicaciones de Ciencias Sociales.
Bataille, Georges; “la noción de gasto” en La parte maldita. Ed. Icaria, Barcelona, 1987
Romero, L.A; “Los sectores populares urbanos como sujetos históricos”, en Romero, L.A. y Gutiérrez, L. Sectores populares, cultura y política. Buenos Aires en la entreguerra, Buenos Aires, Sudamericana, 1995.
Alabarces, Pablo; “Intersticios, alteridades, tráficos: Apuntes para una teoría de las culturas de las clases populares”, en Margullis, M. y Urresti, M. (comp.) : La Cultura en la Argentina de fin de siglo: ensayos sobre la dimensión cultural, IIS-CBC (UBA), Buenos Aires,1997
Wolff Mauro; “Harold Garfinkel O la evidencia no se cuestiona”,
Geertz, Clifford: “Descripción densa: hacía una teoría interpretativa de la cultura” , en La interpretación de las culturas, México, Gedisa, 1987.
Augé, Marc; “Los dos ritos y sus mitos: La política como ritual” en Hacia una antropología de los mundos contemporáneos, Gedisa, Barcelona, 1995.
Castoriadis, Cornelius; “Las significaciones imaginarias sociales” en La institución imaginaria de la sociedad. Buenos Aires, tusquets, 1993.
García Canclini, Nestor; Culturas Híbridas. Estrategias para entrar y salir de la modernidad. Ed. Grijalbo, México, 1990.
Bourdieu, Pierre; “La elección de lo necesario” en La Distinción. Criterio y bases sociales del gusto. Ed. Taurus, Madrid, 1988.
Fanzines - Corpus ç
Intelectual Punx (España) Bolezine #1, Abril ‘97
Golpe Justo (Argentina) Año 2, número 4, 1997: “Sharp Skinzine”.
ME CACHE EN DIE (Argentina), número 2, Año “como 6 o 7”.
Desorden (Argentina), números 8 y 9, 1998. Fanzine anarkopunk.
Fun People (Argentina) 2 números.
Seremos Destruidos (Argentina).
Nadie es Inocente (Argentina) Número (no indica) Año 1998.
No More Hate (Argentina), número 4, 1998.
[1] Nos referimos al concepto utilizado por Grignon y Passeron para designar a la metodología de estudio cultural que toma la cultura dominante como centro, y a partir de allí desarrolla las categorías para analizar los productos de los sectores subalternos. Grignon, Claude y Paseron, Jean Claude; “Dominocentrismo y dominformismo” en Lo Culto y lo Popular. Miserabilismo y populismo en sociología y literatura. Ed. Nueva Visión, Buenos Aires, 1991. pág. 99-104.
[2] Grignon y Paserón “Dominocentrismo y dominformismo” en Lo Culto y lo Popular. Miserabilismo y populismo en sociología y literatura. Ed. Nueva Visión, Buenos Aires, 1991.
[3] Steimberg, Oscar: “El fanzine anarcojuvenil: una utopía del estilo” , Colección materiales de Ciencias Sociales, Secretaría de Publicaciones de Ciencias Sociales.
[4] Bataille, Georges; “la noción de gasto” en La parte maldita. Ed. Icaria, Barcelona, 1987. págs. 25-43.
[5] Para Bourdieu “un campo se define entre otras formas, definiendo aquello que está en juego, y los intereses específicos, que son irreductibles a lo que se encuentra en juego en otros campos o a sus intereses propios y que no percibirá alguien que no haya sido construido para entrar en ese campo” .. Bourdie, Pierre; “Algunas propiedades de los campos” en Sociología y Cultura, Grijalbo, México, 1990, pp 135-158.
[6] Entre otros autores que utilizan la noción de reflexividad, nosotros elegimos la de Harold Garfinkel, según la cual, la reflexividad podría entenderse como una operación por la cual un enunciado o una situación se explica por los mismos términos en los que el sujeto lo piensa. Ver Wolff Mauro; “Harold Garfinkel O la evidencia no se cuestiona”, pp18-22.
[7] Romero, L.A; “Los sectores populares urbanos como sujetos históricos”, en Romero, L.A. y Gutiérrez, L. Sectores populares, cultura y política. Buenos Aires en la entreguerra, Buenos Aires, Sudamericana, 1995 pág 39-41.
[8] Geertz, Clifford: “Descripción densa: hacía una teoría interpretativa de la cultura” , en La interpretación de las culturas, México, Gedisa, 1987, pp 35-39.
[9] Geertz, Clifford; “Géneros Confusos”, en Reynoso, Carlos (comp.); El surgimiento de la antropología postmoderna, Paidós, Barcelona, 1994. pág. 66-72
[10] Castoriadis, Cornelius; La institución imaginaria de la sociedad. Buenos Aires, tusquets, 1993. “Las significaciones imaginarias sociales”, pág. 296
[11] Castoriadis op. cit. pág 304-312.
[12] Bataille George, “La noción de gasto” , en La parte maldita, Icaria, Barcelona, 1987, pp 25-43.
Por Mauro Lo Coco, Germán Bellizzi, Guadalupe Cuevas
Los fanzines presentan la problemática de cómo estudiar los productos de la cultura popular. Pretendemos pensar el espacio social desde la idea de hegemonía de Gramsci, donde este es definido como un lugar de conflicto en el que las clases sociales luchan por instaurar un sentido, poniendo en juego instancias de dominación, negociación y de continuidad de los productos culturales que entran en circulación.
Nuestra intención es evitar tanto la mirada dominocentrista[1] de la cultura popular como la populista, según la cual sólo lo subalterno pasa a ser lo valioso, desligando a lo social de toda situación de conflicto y dominación simbólica.
Esta postura es necesaria ya que los fanzines se autodefinen como productos culturales de resistencia a la cultura dominante. Siguiendo esta idea de hegemonía se pueden encontrar diferencias y continuidades de los fanzines punk/harcore con la cultura dominante y no pensarlos solamente como una alteridad radical.
Tribus Urbanas
Creemos importante definir el concepto de tribu urbana que se da a los grupos que consumen y producen la clase de publicaciones analizadas.
Fundamentalmente, nos interesa el sentido que tienen estos grupos para los jóvenes que habitan en las ciudades modernas. Partimos de la idea que estas agrupaciones juveniles cualquiera sean los símbolos e ideas que sostengan sirven a sus seguidores como “mapas” para un recorrido urbano, a través del consumo cultural y de los espacios que se proponen, y mediante ello constituyen su identidad y se reconocen en las megaciudades modernas que los condenan al anonimato.
En este ámbito, las personas están sometidas a los cambios producidos por el libre comercio, la globalización de la información y la tecnología. Así los espacios urbanos son redefinidos, y en este marco, las personas son sometidas a nuevas formas de relaciones humanas cada vez más mediadas por la tecnología, lo que da como resultado un contacto más escaso y despersonalizado.
Es posible pensar que una “tribu”, un grupo, construye lazos mediante una relación simbólica que borra diferencias y establece otros nuevos. Así se plantea una identidad distinta, que sustituye lo que Marc Augé define como primeras alteridades (sexo, edad, parentesco, nacionalidad) constitutivas de la identidad ritual. Lo que nosotros hemos definido como tribu, se caracteriza por transponer los elementos tradicionales de conformación identitaria (el espacio), debilitándolos, para dar paso a nuevos límites, ya no físicos, sino simbólicos y operativos en el imaginario del grupo. Instala sus ámbitos y sus dispositivos rituales propios.
Como señalaran Grignon y Passeron “El racismo, la xenofobia, los radicalismos étnicos y los mecanismos de marginación –por cuestiones de salud, religión, edad, etc.—de determinados grupos sociales son el resultado del desplazamiento de la frontera físico-simbólica espacial a la frontera interior. (...)” [2]
Introducción a análisis de los fanzines
Relacionado originalmente con el cómic, el fanzine se vincula en la actualidad a la idea de una publicación de bajo presupuesto, que se presenta en sociedad como un emprendimiento cooperativo o individual. El caso particular de los fanzines que se definen como punks, responden, como en el caso de otras tribus a la naturaleza de su forma y de sus contenidos.
Los aspectos más sobresalientes de los fanzines, como señalara Oscar Steimberg, se encuentran en el soporte mismo de la publicación, en el diseño gráfico, y en su modo de producción y circulación, aspectos signados por una clara oposición a las normas de las publicaciones convencionales. Ellas y la propia ideología antisistema del movimiento punk (basada en sus orígenes en consignas del anarquismo) funcionan como condiciones de producción de sus fanzines, recorriéndolos como un otro y un yo. La lucha contra lo convencional se extiende desde la elección estética, de contenidos y de forma de venta. En cuanto al soporte, se trata de material gráfico editado con muy bajo presupuesto de producción. Todas las publicaciones son fotocopias, en general en blanco y negro (excepto alguno que utiliza para su tapa una hoja color, como es el caso de “Seremos destruidos”).
Con relación al diseño, son muy pocos los fanzines que utilizan las ventajas que hoy en día ofrece la informática para diseñar. Encontramos una marcada tendencia al collage casero, que combina material fotográfico de baja calidad, recortes, usos de diferentes tipografía o uso del manuscrito, ausencia de una alineación en los textos y deliberada desprolijidad (palabras tachadas, superposición de textos y fotografías).
Sobre un soporte anárquico se erigen las figuras de enunciador lector marcada por la complicidad de la pertinencia. El discurso que se maneja es cerrado. El elitismo marcado por los contenidos y las modalidades de enunciación (características gráficas, uso de jergas lingüísticas, interpelaciones en forma de consignas) que define la complicidad de autor y lector. Esto se marca La mayoría de las notas, cualquiera sea su característica, el autor escribe en primera persona. Se presenta un “yo”, que con marcado tono coloquial, da testimonio y un vos compañero que marca la diferencia con el impersonal del discurso periodístico, reforzado por el desprecio de las normas de la cita y de propiedad intelectual. Cuando aparecen las citas no son completas, a veces de autor pero no sobre la obra. Un ejemplo sería en el fanzine “Me cache en die” se ilustra una nota al grupo Huasipungo con la obra de Goya, El tres de mayo de 1808 en Madrid: Los fusilamientos en la montaña del príncipe Pío, que también ilustra la edición del libro Operación Masacre de Rodolfo Walsh. El autor del fanzine no hace ninguna referencia a la inclusión de esa ilustración. Esto es fruto de la ideología “anárquica” de estos grupos, por ejemplo en el Fanzine “Nadie es inocente” se dice: “si te interesa conseguir prod. de bandas de aquí y ala (suzkadi, españa, b.a, interior del pais, bolivia, y alguno que otro mas) mandamos un k7 y una estampilla y te lo grabamos, para no darles de comer a “esos” que lucran con la música ...... Pidan mini catalogo 100% ANTISADAIC”
Creemos que esto también tiene que ver con la transgresión de las normas de organización mínima del discurso, propia, por ejemplo, del discurso periodístico. Se podría decir que esta es una marca importante que se repite en todos los aspectos de la publicación, lo que mencionamos anteriormente como expresión de rechazo al sistema. Sin embargo –y aquí la definición por la diferencia se refuerza— resulta importante destacar que la transgresión se realiza desde la utilización de géneros comunes al discurso de las publicaciones convencionales (editoriales, noticias, crónicas, entrevistas).
El lector esta presente desde las consignas que lo interpelan directamente. El lector es continuamente llamado a participar. La publicación intenta abrir espacios de encuentro con los lectores, más allá de la mediación del soporte gráfico. Con este fin se dan las direcciones y los números de teléfono del autor y de los integrantes de las bandas que aparecen. Pero también es importante destacar que generalmente este contacto se promueve desde el intercambio comercial. Los números de teléfonos y las direcciones en gran medida son dadas para comprar los fanzines o las grabaciones de las bandas.
Muchas características de los fanzines punk coinciden con las desarrolladas por Oscar Steimberg en su trabajo sobre los fanzines anarcojuveniles: “El enunciador que surge de la prensa anarcojuvenil, en cambio, nunca aparenta cerrar su trabajo de acuerdo con esquemas de intercambio verosímiles y legibles; sus gestos y sus textos nunca se organizan en la superficie de una normalidad universal de la comunicación. Su retórica gráfica y verbal construye objetos aparentemente “no diseñados”, por su caducidad preanunciada, su exhibición explícita del descuido y el error, el efecto de inmediatez de sus énfasis y el de su superposición de intertextos o referencias no ordenados por la cita. Y sus espacios verbales están siempre cubiertos por el léxico y los giros de una jerga segmental, con apelaciones a una comunicación entre pares, que comparten en soledad común problemas y experiencias.”[3]
En sus aspectos gráficos y discursivos los fanzines manifiestan el imaginario de la tribu. Para el que no comparte los códigos de la tribu no se produce comunicación. Son publicaciones que no persiguen la masividad, no pretenden la adhesión (carencia de un discurso pedagógico que impulse a ella). Se impide la decodificación a quien no comparte dichos códigos. No entender significa no pertenecer.
Esto responde al principio de identidad y diferenciación del Otro en que se apoya la tribu. Una diferencia que se establece desde las representaciones simbólicas de la identidad, en el caso de los grupos analizados, expresada exclusivamente desde lo simbólico (vestimenta, lenguaje) más que desde la acción violenta.
En el fanzine aparecen algunos llamados a la acción, pero no grupal sino individual. Ej: en una nota de Nadie es Inocente, que problematiza el uso, que en nombre de la ciencia, se hace de la naturaleza y los animales, el llamado a la acción que se hace es: “No compres productos de estas empresas asesinas, boicotéalos”; Tu participación es necesaria, tus críticas, tus opiniones, tus ideas, tus quejas o cualquier cosa que a tu criterio deba ser difundido acá será bien recibido, respuesta segura, la única forma de que esto crezca es con tu participación”.
De hecho, quizás la acción grupal más concreta se realice en el ámbito de la distribución (el precio accesible y empleo de la feria o el contacto por carta).
El fanzine como soporte de las prácticas rituales punks
Fanzine y prácticas rituales están imbricados: por un lado, el fanzine participa activamente en los rituales de grupo, en tanto se venden en los ámbitos en que éstos se desarrollan; por otro, tematiza el conflicto que escenifican los rituales.
Como medio de comunicación que se inscribe en el interior de las determinadas práticas rituales (ferias, recitales, encuentros) de las tribus punks. Los ámbitos donde estas prácticas se realizan funcionan como lugar de distribución junto con los compacts discs y los cassettes. Fuera de esta red, se pueden adquirir por correo (previo pago de estampilla y, en algunos casos de uno o dos pesos).
Existe voluntad de difundir otros materiales (otros fanzines y discos e información sobre bandas), que se lee tanto en la reproducción de notas de otras publicaciones como en la publicidad de direcciones donde conseguir otros fanzines de la especie.
Existirían en Buenos Aires al menos cuatro ferias de fanzines: Plaza Congreso, Parque Centenario (“puesto-feria”), San Miguel y Parque Rivadavia.
En la feria de Plaza Congreso, pudimos observar ciertos rasgos que Augé señala como constitutivos de las prácticas rituales. Las ferias encuentran un tiempo y un lugar propios, diferentes al de la cotideaneidad, lo que Bataille denominaría tiempo productivo[4]. Es un tiempo diferente al de la historia, donde las jerarqu[JT1] ías y las desigualdades se borran entre los miembros del grupo. “Vine justo, porque terminé de laburar acá, porque por ahí termino en Wilde y cagué… (…) Acá está bueno porque me encuentro con los pibes, charlo con los muchachos –ríe--” (Rolando Fancini, Fanchin, guitarrista de S.O.A. -Sin opción Alguna-). Cuando se le pregunta por el impacto que produce el contraste entre trabajo - feria, declara: y salís de unos ortivas y venís acá que es otra onda, porque qué sé yo… acá haces contactos, para tocar, o para salir en algún lado”. En el resto de la entrevista, nos explica lo que él entiende por “mutuo apoyo y solidaridad”, uno de los pilares de la ideología anarcopunk (que aparece en la mayoría de las consignas de Desorden, Intelectual Punx y otros): “Yo lo veo cuando tocamos… la otra vez vinieron unos chicos de Chile y se quedaron a dormir acá. Entonces después nos hicieron la onda para ir allá para hacer tres fechas”.
Las ferias donde los fanzines se ponen a la venta (a un precio que oscila entre los 50 centavos y los 3 pesos) se rige una estructura horizontal. Paty (de Me cache en Die) afirma que el único puesto de la feria (un tablón grande que exhibe casi la totalidad de los fanzines porteños y buena parte de la producción del resto del país y del extranjero) es un lugar “que nada que ver con cualquier kiosko o lugar así, de venta de discos, donde se quedan con un treinta, cuarenta por ciento del único ejemplar que te venden. Ahí, el chabón, Pablo, recibe todos los fanzines que hace cualquiera y después te avisa si vendió. Eso pasa porque acá no hay nadie que quiera hacer guita con esto. Acá no tenés ningún chabón que te diga –eh, mira, ¿yo que gano con esto? Yo te lo tengo, ¿pero a quién se lo vendo?”. En las palabras de Paty, puede leerse la conciencia de que una estructura horizontal sólo es posible en ese espacio y en ese tiempo: La Plaza Congreso, durante las cuatro horas (16 a 20 hs.) que dura la feria. Es lícito entonces, operar una analogía con respecto a lo que sucede en el fanzine, en tanto éste se constituye en torno a una diferencia con el modo de producción y circulación de los medios gráficos convencionales. Producido para un público específico, que construye su identidad en ritos con lugar y tiempos propios, el fanzine se permite ciertas licencias en su estética, su lenguaje y su diseño (licencias que hemos citado en los aspectos semióticos) que sería inaceptables para una publicación inserta en un circuito comercial. De este modo, a la manera que lo señalara L.A. Romero, podría pensarse que la identidad punk se construye en el conflicto con otras, y que el fanzine manifiesta esta disputa planteando su estética desde la diferencia con las publicaciones convencionales y en contenidos que refieren al propio grupo de pertinencia y que desprecia la apertura hacia un nuevo público.
Es necesario, entonces, comprender al fanzine, dentro de lo que Bourdieu definiría como campo[5]. Dentro de una red de prácticas, funciona instalando una lógica, un lenguaje y unos códigos propios; y quien quiera acceder a ellos deberá encarnarlos en su propio cuerpo a través del habitus propio de la tribu para comprender el sentido a él asignado por los agentes.
Quien no se encuentre familiarizado con las reglas del juego que proponen los ritos y las manifestaciones artísticas de la tribu punk, quien no tenga la posibilidad de enmarcarlas dentro del campo al que pertenecen, no participa de las operaciones de institución del sentido y por lo tanto le es vedada la posibilidad de reconocerlas. En este sentido, el fanzine funciona como un soporte de construcción del discurso punk, así como las actividades referidas a lo ritual funcionan como soporte en donde el hábitus opera su doble dimensión estructurada y estructurante. Podría pensarse que se trata de una relación reflexiva[6] de aprehensión y recreación de los presupuestos punks en el interior del campo-tribu, lo cual sin duda, dificulta la comprensión desde el afuera. En la tapa del punk-zine No pasarán puede leerse (recortado sobre una foto de dos punks aparentemente, en un pelotón de fusilamiento) “En los ’70, el movimiento punk se convirtió en una amenaza para la zoociedad. Hoy, en los ’90, la miseria y la opresión continúan manteniendo en pie al mismo sistema. ¡Volvamos a enfrentarlo!”. Resulta difícil, para el observador no familiarizado con la historia del punk, asociar en la Argentina este movimiento a la guerrilla de los 70. Para un lector neutral, se trata de una afirmación críptica.
Algo similar sucede en los ámbitos[7]. Analizar los ritos implica una tarea analítica de descripción densa[8], una tarea de descripción e interpretación. En este sentido, gestos como el escupitajo al cantante de una banda en un recital puede ser entendido de diferentes maneras según el campo que se analice. Dentro de los códigos de la tribu punk, el escupitajo se vive como un gesto de aprobación, de aliento o de admiración.
Como afirmábamos anteriormente, el fanzine cumple también una función metadiscursiva con respecto a las prácticas rituales de grupo. En él se pueden encontrar comentarios sobre recitales (sobre todo dentro de las entrevistas a bandas), comentarios sobre encuentros y discusión sobre la pertinencia de ciertas prácticas. Fun People y Desorden parecen ser un ejemplo de esto: El primero ( que se vende en los recitales de la banda homónima y, en algunos casos acompaña a sus discos) se encarga de informar acerca de las giras y recitales del grupo. Sus textos traslucen las prácticas de constitución de la identidad del grupo: “La pasamos muy bien, salvo por los cabrones de seguridad que pegaban al público que se divertía en el slam y a pesar de que los invite a retirarse del lugar los tipos y el público se pusieron más bravos”; el segundo”; en Desorden encontramos una crónica sobre un encuentro anarkopunk, con clara intención informativa: “Algo que generó roces y discusiones al por mayor fue el tema alcohol, todos sabíamos que al encuentro se iba a trabajar en conjunto entre gente de diferentes países, a coordinar formas de “militar” dentro del mov. anarkopunk, pero mucha gente quería demostrar que su “actitud”estaba sobre todo, que había que discutir mas de 3 horas sobre si se bebía o no en el encuentro” (“Desorden”, en la crónica sobre encuentro anarkopunk Uruguay ’98).
La construcción de la identidad y de la alteridad en el fanzine punk
Clifford Geertz afirma que el ritual reproduce determinada situación conflictiva en la sociedad y entiende que estas posibilidades de esta representación pueden remediar o repetir este conflicto[9]. El fanzine, como soporte comunicacional del discurso punk escenifica el conflicto sin remediarlo: hay una lucha constante entre un nosotros –los punks— y los otros.
¿Quién es el otro de la tribu Punk? Las diferencias, parecen proceder de una matriz común: la sociedad capitalista. En el segundo editorial de Me cache en die puede leerse “No me considero hipocrita, no me considero conformista, no apoyo este sistema y lucho contra él a mi manera”. El Capitalismo es “el sistema” y el “estado fascista”, los dos términos son homologables. Cuando se le pregunta a María, guitarrista de Makia Subversiva, por el motivo que los llevó a formar la banda, responde: ”Las ganas de hacer algo en dos aspectos: por un lado el musical (…) por otro lado el contenido de expresar a través de las letras de los temas lo que sientes, denunciar lo injusto, luchar de esta manera contra la opresión del sistema: politico, social, educativo, policial, racista, sexista, discriminatorio, militarista ”. Los punks luchan contra todo aquello que forma parte del aparato estatal. Entre ellos encontramos:
--el ejército: “Los gobiernos alegan que los ejércitos son primordialmente requeridos para la defensa exterior. Pero no es exacto. Ellos son utilizados en primer lugar para intimidar a sus propios súbditos.” (Volante del movimiento brasileño PCAM—proyecto de concientización anti-militar—reproducido en el fanzine argentino No more Hate).
--El sufragio universal: Una nota del mismo fanzine, titulada “Libertad de voto. Sumisión de todos”, finaliza “(…) proponemos no arrodillarnos más a pedir, simplemente a tomar lo que es nuestro, nuestros derechos como seres humanos que somos; (…) o vamos a seguir esperando a que el último derecho existente en este país sea el de permanecer vivo, y el de votar, claro”.
--La clase política: “Los políticos vende lo que es de tod@s… en beneficio de unos pocos!!!” (Intelectual Punx). “No estoy conforme con el entorno, con lo que me rodea, me limita y no me deja crecer, con el fascista concepto de libertad que me enseñaron que no es más que una libertad restringida y vigilada por los mismos de siempre (sólo que ahora la van de democráticos)” (Editorial de Nadie es Inocente).
--La Policía: “Y dónde están esas fuerzas de la ley/ con sus placas todas sucias hoy/ de la sangre de ayer/ y dónde están esos bravos de la ley con sus placas, sus gorros; sus armas / y su corrupción” (Fragmento de “La Ley “, canción de Estado Mayor Conjunto, reproducida en No More Hate).
--Clericalismo: La tapa de Me cache en die presenta una fotografía de la Iglesia Satánica, en Golpe Justo aparece una banda llamada “Arzobispo Violador”. En Desorden aparece un cómic en el que se representa a un cura con el signo pesos dibujado sobre su sotana, que grita “¡Ayuden al señor, una colaboración para él!”.
La lucha no se reduce a las instituciones: también se trata de un enfrentamiento total contra:
--el modo de producción capitalista: “Multinacionales = Explotación” es el título de una nota de opinión que Intelectual Punx reproduce de Sin Gobierno (fanzine argentino). No more hate contiene en su edición un anexo que propone boicotear a Mc Donald’s, en virtud de la explotación que esta firma haría de sus empleados.
--cuestionamiento a la sociedad en general: ”Aklárate!!…….Kon Nosotros o Kontra Nosotros?” (Cierre de un cómic de Golpe Justo). Cuando a los integrantes del MAP se los invita a dejar un mensaje para el lector, responden: “(…)destruir todos los pilares de esta sociedad hipócrita, conservadora, represora y luchar con odio canalizado…”.
El nosotros utilizado en los fanzines se representa claramente en la exclusión explícita de los sectores anteriormente citados. Pero, ¿quiénes son ese nosotros? Este nosotros punk no da demasiados elementos para ser reconocido.
Visibilidades:
El abordaje resulta más sencillo en cuanto a la estética, y es pasible de ser observado en los retratos que los autores realizan de sí mismos y de sus amigos, compañeros de lucha. De este modo, un punk se podría reconocer por ciertos rasgos particulares en la vestimenta (pantalones ajustados o rotos, camperas de cuero con la A de anarquía, borceguíes y otros) y en el peinado (la cresta, el rapado).
Los punks dibujados aparecen siempre desgarbados y ojerosos, lo que podría pensarse como una provocación similar a la de la forma de vestir. Se relevan muchos casos en que los personajes son retratados en actitudes agresivas o provocativas. Me cache en die presenta un retrato de su productor (“Paty”); un chico de unos dieciséis o diecisiete años que sostiene una botella de cerveza y eructa. La deliberada desprolijidad citada en el diseño y en el lenguaje recorre también a los retratos que los productores hacen de sí mismos.
El fanzine parecería ofrecer un canal para traducir un imaginario que no parece condecir con lo que se observa en la vida cotidiana de la tribu. En Desorden se observa claramente esta distinción. En esta publicación conviven el imaginario de sí como grupo en conflicto con los poderes oficiales y la conciencia de sí como grupo pequeño cuyas propuestas parecen poco viables en el marco social. En un cómic aparece un punk mordiendo un trozo de pantalón de un policía que escapa corriendo. El personaje comenta: “Un policía no es muy nutritivo que digamos, pero con algo hay que llenar el estómago!“. En otra página, el líder de Terapia de Rabia (banda argentina), declara: “Es muy complicado vivir hoy en día en la Anarquía; hay mucha gente egoísta y con mala leche, creo que mientras exista el dinero la gente matará por conseguirlo”. Esta tensión se ejemplifica si en el trabajo de observación participante y en las entrevistas, en donde hemos comprobado que la violencia representada en los fanzines pocas veces se traduce en una acción efectiva.
Enunciados
Resultan interesantes las palabras de Martín (Desorden) cuando responde sobre si se define como punk “lo que pasa es que si yo te digo que soy punk, vendría otro y me diría que es más punk que yo. Si yo dijera que soy punk también me pondría con ellos, que para mí no son punks (…) Para mí, el fanzine es punk, es lo que yo entiendo como punk: un movimiento contracultural”. Los fanzines parecen acercarse más a una edición de autor que a un órgano oficial de difusión de ideas del movimiento, como podría ser una publicación partidaria. Paty, de Me Cahe en Die afirma que “como es un movimiento que no tiene jefes, no tiene jerarquías, entonces cada uno puede decir lo que quiera, más bien que sea dentro… dentro del punk, pero el punk es muy abierto”
En la feria de Plaza Congreso conviven las obras de William Goodwin, Mijail Bakunin, Proudhon y Kropotkin con los fanzines. Sin embargo, resulta curiosa la lectura del anarquismo que hace lo que Martín define como “Movimiento Anarkopunk” (y que luego observamos en algunos de los fanzines). Encontramos que a anarquía se asocian ideas de “Solidaridad y mutuo apoyo” (Desorden, en Crónica sobre Encuentro Anarkopunk Uruguay ‘98”, la idea de Contracultura (“Construyendo Kultura contra el poder”, Desorden “El Anarquismo en Bolivia”), la ideas político-revolucionarias (“Seremos una bomba contra la Burguesía”, No More Hate, en una nota sobre el Movimiento Anarkopunk en Brasil), y la crítica contra los alter. La denuncia ocupa mayor espacio que la propuesta, y en este sentido, las consignas punks presentan una ambigüedad que dificulta la identificación de su proveniencia. Y no es casual, puesto que están hechas de una especie de pastiche de consignas políticas, en donde se funden el anarquismo, los movimientos revolucionarios y algunos sectores más pequeños como organizaciones ecológicas, de Derechos Humanos y de protección de los derechos de los animales. Comparten el espacio de Me Cache en Die notas sobre Derechos Humanos (Amnesty International, Madres de Plaza de Mayo, Comisión de Apoyo al Pueblo Originario Mapuche), un editorial en donde se plantea lo que es ser punk (“Sin ejemplos! Sin reglas! Un solo objetivo: El intercambio ¡Sin Prejuicios!”) y notas sobre el veganismo (subdivisión del punk que no consume productos derivados de los animales). Quizá el ejemplo más significativo sea el del fanzine Hasta la Victoria Siempre, en cuya tapa puede observarse a Lenin junto con otros camaradas y sobreimpreso sobre la foto “Fanzine punk subversivo. Otra manera de agitar, las mismas ideas revolucionarias”.
Este es un funcionamiento similar al de los géneros: el discurso de estos fanzines aparece así contaminado de formas que pertenecen a lo que Castoriadis define como lógica conjuntista identitaria[10]. La identidad del grupo se construye en el fanzine sobre la base de dos operaciones: a) oposición al discurso hegemónico desde la gráfica y los contenidos; b) apropiación de procedimientos argumentativos formales y apelación a significaciones sociales imaginarias[11] de la sociedad desde los géneros y en el tratamiento de problemáticas.
Los punks parecen necesitar de consignas previamente enunciadas y que el productor se apropia y vincula a lo que él interpreta como movimiento punk. Quizás por eso, aparece un discurso fragmentado, en cuyo interior hay peleas y subdivisiones internas, que proceden de lecturas y aprehensiones del sentido individuales (exaltado en este caso por la carencia de un ente rector). Como corolario, puede citarse el ejemplo del Encuentro Anarkopunk Uruguay ’98, en donde el cronista de Desorden nos cuenta que hubo problemas entre veganos y no veganos y discusiones entre quienes entendían que era poco ético beber “y que después vinieron a pedir un trago como si nada hubiera pasado. Nosotros (supuesta comisión bebidas) éramos borrachos pero al menos no lo ocultábamos…”.
Por estas dificultades y diferencias internas, podemos decir que el nosotros punk que construye la enunciación del fanzine tiene que ver con la heterogeneidad y con la selección y lectura propia del movimiento que su productor realiza.
Resulta también significativa la omisión a todo tipo de actividades comunes a los ciudadanos, tales como trabajo, estudios y familia. En ninguna de las notas que aparecen en los fanzines se hacer referencia a estos ámbitos, salvo para señalar conflicto y/o alienación, lucha. En términos de Bataille podría plantearse que los integrantes de la tribu realizan un gesto soberano[12]. Los productores parecen definirse por el tiempo en que hacen uso de este gesto soberano, cuando participan de los rituales de la tribu. No sólo en los contenidos de los fanzines se trabaja lo referente a la divulgación de las ideas del movimiento y a la difusión de sus actividades, y se omiten aquello que no concierne a identidades primarias (edad, sexo, clase social, familia, profesión), también en las entrevistas notamos una reticencia a establecer conexiones entre ellas y la identidad grupal.
Quizás resulte pertinente cerrar esta apartado con las palabras de Daniel, de Seremos destruidos frente a la pregunta sobre su ocupación ”artista, músico, pintor, escritor… y durante el día, empleado administrativo”.
Pensamos entonces que la identidad del nosotros punk se construye en la heterogeneidad, producto de las condiciones de reconocimiento y las condiciones de producción del productor del fanzine. Y que en este caso, por tratarse de un movimiento planteado como horizontal, resulta más sencillo identificar al alter (que se aferra al clivaje, a la diferencia) que al yo. Este se construye en la fragmentación, en el pastiche (en función de que no hay una cabeza visible de grupo que delimite la pertinencia de las propuestas al movimiento) y en la operación de suspensión del tiempo productivo en el ritual que construye la identidad.
Bibliografía utilizada
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Steimberg, Oscar: “El fanzine anarcojuvenil: una utopía del estilo” , Colección materiales de Ciencias Sociales, Secretaría de Publicaciones de Ciencias Sociales.
Bataille, Georges; “la noción de gasto” en La parte maldita. Ed. Icaria, Barcelona, 1987
Romero, L.A; “Los sectores populares urbanos como sujetos históricos”, en Romero, L.A. y Gutiérrez, L. Sectores populares, cultura y política. Buenos Aires en la entreguerra, Buenos Aires, Sudamericana, 1995.
Alabarces, Pablo; “Intersticios, alteridades, tráficos: Apuntes para una teoría de las culturas de las clases populares”, en Margullis, M. y Urresti, M. (comp.) : La Cultura en la Argentina de fin de siglo: ensayos sobre la dimensión cultural, IIS-CBC (UBA), Buenos Aires,1997
Wolff Mauro; “Harold Garfinkel O la evidencia no se cuestiona”,
Geertz, Clifford: “Descripción densa: hacía una teoría interpretativa de la cultura” , en La interpretación de las culturas, México, Gedisa, 1987.
Augé, Marc; “Los dos ritos y sus mitos: La política como ritual” en Hacia una antropología de los mundos contemporáneos, Gedisa, Barcelona, 1995.
Castoriadis, Cornelius; “Las significaciones imaginarias sociales” en La institución imaginaria de la sociedad. Buenos Aires, tusquets, 1993.
García Canclini, Nestor; Culturas Híbridas. Estrategias para entrar y salir de la modernidad. Ed. Grijalbo, México, 1990.
Bourdieu, Pierre; “La elección de lo necesario” en La Distinción. Criterio y bases sociales del gusto. Ed. Taurus, Madrid, 1988.
Fanzines - Corpus ç
Intelectual Punx (España) Bolezine #1, Abril ‘97
Golpe Justo (Argentina) Año 2, número 4, 1997: “Sharp Skinzine”.
ME CACHE EN DIE (Argentina), número 2, Año “como 6 o 7”.
Desorden (Argentina), números 8 y 9, 1998. Fanzine anarkopunk.
Fun People (Argentina) 2 números.
Seremos Destruidos (Argentina).
Nadie es Inocente (Argentina) Número (no indica) Año 1998.
No More Hate (Argentina), número 4, 1998.
[1] Nos referimos al concepto utilizado por Grignon y Passeron para designar a la metodología de estudio cultural que toma la cultura dominante como centro, y a partir de allí desarrolla las categorías para analizar los productos de los sectores subalternos. Grignon, Claude y Paseron, Jean Claude; “Dominocentrismo y dominformismo” en Lo Culto y lo Popular. Miserabilismo y populismo en sociología y literatura. Ed. Nueva Visión, Buenos Aires, 1991. pág. 99-104.
[2] Grignon y Paserón “Dominocentrismo y dominformismo” en Lo Culto y lo Popular. Miserabilismo y populismo en sociología y literatura. Ed. Nueva Visión, Buenos Aires, 1991.
[3] Steimberg, Oscar: “El fanzine anarcojuvenil: una utopía del estilo” , Colección materiales de Ciencias Sociales, Secretaría de Publicaciones de Ciencias Sociales.
[4] Bataille, Georges; “la noción de gasto” en La parte maldita. Ed. Icaria, Barcelona, 1987. págs. 25-43.
[5] Para Bourdieu “un campo se define entre otras formas, definiendo aquello que está en juego, y los intereses específicos, que son irreductibles a lo que se encuentra en juego en otros campos o a sus intereses propios y que no percibirá alguien que no haya sido construido para entrar en ese campo” .. Bourdie, Pierre; “Algunas propiedades de los campos” en Sociología y Cultura, Grijalbo, México, 1990, pp 135-158.
[6] Entre otros autores que utilizan la noción de reflexividad, nosotros elegimos la de Harold Garfinkel, según la cual, la reflexividad podría entenderse como una operación por la cual un enunciado o una situación se explica por los mismos términos en los que el sujeto lo piensa. Ver Wolff Mauro; “Harold Garfinkel O la evidencia no se cuestiona”, pp18-22.
[7] Romero, L.A; “Los sectores populares urbanos como sujetos históricos”, en Romero, L.A. y Gutiérrez, L. Sectores populares, cultura y política. Buenos Aires en la entreguerra, Buenos Aires, Sudamericana, 1995 pág 39-41.
[8] Geertz, Clifford: “Descripción densa: hacía una teoría interpretativa de la cultura” , en La interpretación de las culturas, México, Gedisa, 1987, pp 35-39.
[9] Geertz, Clifford; “Géneros Confusos”, en Reynoso, Carlos (comp.); El surgimiento de la antropología postmoderna, Paidós, Barcelona, 1994. pág. 66-72
[10] Castoriadis, Cornelius; La institución imaginaria de la sociedad. Buenos Aires, tusquets, 1993. “Las significaciones imaginarias sociales”, pág. 296
[11] Castoriadis op. cit. pág 304-312.
[12] Bataille George, “La noción de gasto” , en La parte maldita, Icaria, Barcelona, 1987, pp 25-43.
¿Dónde o cómo puedo conseguir el texto de Steimberg,"El fanzine anarcojuvenil: una utopía del estilo" ? No está disponible en la internet.
ResponderEliminarAgradezco la respuesta.
Abrazo.
Me gustaría saber en que horarios esta el fanzine de el parque centenario, gracias.
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