Extractos de "El tao de la física" de Fritjof Capra
Werner Heisenberg
PREFACIO A LA SEGUNDA EDICIÓN
Este libro fue publicado por primera vez hace siete años y tuvo su origen en una experiencia que, como
describo en el segundo prefacio, data ya de más de diez años. Por ello, me parece apropiado decir aquí
algunas palabras a los lectores de esta nueva edición sobre las muchas cosas que durante estos años han
sucedido -al libro, a la física y a mí mismo.
Cuando descubrí los paralelismos existentes entre la visión del mundo de los físicos y la de los místicos -
paralelismos ya insinuados antes pero nunca explorados a fondo tuve la sensación de que simplemente estaba
descubriendo algo que era totalmente obvio y que en el futuro sería del dominio público. Algunas veces,
mientras escribía El Tao de la Física incluso sentí que el libro estaba siendo escrito a través de mí, más que
por mí. Los acontecimientos posteriores confirmaron estas sensaciones. El libro fue recibido con gran
entusiasmo en Inglaterra y en Estados Unidos. Pese a haber tenido una publicidad promocional mínima, su
difusión fue muy rápida y hasta el día de hoy se han efectuado al menos doce ediciones en diferentes países.
Como era de esperar, la reacción de la comunidad científica fue mucho más cautelosa, pero también en este
campo el interés por las extensas implicaciones de la física actual es creciente. La aversión de los científicos
modernos a aceptar las profundas similitudes existentes entre sus conceptos y los de los místicos no es una
sorpresa, dado que el misticismo - al menos en Occidente- ha sido tradicionalmente relacionado -de manera
totalmente equivocada- con cosas vagas, misteriosas y en absoluto científicas. Afortunadamente esta actitud
está cambiando. A medida que el pensamiento oriental ha comenzado a interesar a un número de personas
cada vez mayor y al haber dejado de ser considerada la meditación como algo ridículo o sospechoso, el
misticismo está empezando a ser tornado en serio, incluso dentro de la comunidad científica.
El éxito del Tao de la Física tuvo un fuerte impacto en mi vida. Durante los últimos años he viajado mucho, he
dado conferencias ante neófitos y ante profesionales y he discutido las implicaciones de la "nueva física" con
hombres y mujeres de todos los estratos. Estas discusiones me ayudaron enormemente a comprender el
amplio contexto cultural del interés que el misticismo oriental ha despertado en Occidente durante los últimos
veinte años. Ahora veo ese interés como parte de una tendencia mucho más amplia, que trata de contrarrestar
el profundo desequilibrio existente en nuestra cultura, en nuestros pensamientos y nuestros sentimientos, en
nuestros valores y actitudes y en nuestras estructuras políticas y sociales. La terminología china del ying y el
yang me pareció muy adecuada para describir este desequilibrio cultural. Nuestra cultura ha favorecido los
valores y actitudes yang o masculinas y ha descuidado sus contrapartes ying o femeninas, que le son
complementarias. Hemos favorecido la autoeliminación a costa de la integración, el análisis sobre la síntesis, el
conocimiento racional sobre la sabiduría intuitiva, la ciencia sobre la religión, la competencia sobre la
cooperación, la expansión sobre la conservación y así sucesivamente. Este desarrollo parcial ha alcanzado ya
un punto alarmante, ha llegado a constituir una crisis que presenta dimensiones sociales, ecológicas, morales y
espirituales.
No obstante, al mismo tiempo, estamos siendo testigos del inicio de un tremendo movimiento evolucionario,
que parece ilustrar el antiguo refrán chino que dice: "Cuando el yang ha alcanzado su punto culminante,
retrocede dejando paso al ying". Las décadas de los años 60 y 70 generaron toda una serie de movimientos
sociales que parecían converger en una misma dirección. La creciente preocupación por la ecología, el intenso
interés por el misticismo, el surgimiento de la conciencia feminista y el redescubrimiento de los enfoques
holísticos sobre la salud y la curación, son todas manifestaciones de una misma tendencia evolucionaria.
Todas ellas vienen a contrarrestar el excesivo énfasis puesto en lo racional, en las actitudes y los valores
masculinos y tratan de recuperar el equilibrio entre los aspectos masculino y femenino de la naturaleza
humana. Así, la conciencia de la profunda armonía existente entre la visión del mundo de la física y la del
misticismo oriental, aparece ahora como parte integral de una transformación cultural mucho más amplia, que
nos lleva a una nueva visión de la realidad, visión que requerirá un cambio fundamental en nuestros
pensamientos, en nuestras percepciones y nuestros valores. En mi segundo libro El Punto Crucial exploro los
diversos aspectos y las implicaciones de esta transformación cultural.
El hecho de que los cambios que están teniendo lugar en nuestro sistema de valores va a afectar a muchas de
nuestras ciencias puede resultar sorprendente para quienes creen en una ciencia objetiva, totalmente
independiente de cualquier valor. Sin embargo, ello constituye una de las más importantes implicaciones de la
nueva física. Las aportaciones de Heisenberg a la teoría cuántica, que trato con detalle en este libro evidencian
con toda claridad que el clásico ideal de la objetividad científica no puede ya mantenerse, y en este sentido, la
física morfema está también haciendo tambalearse al mito que considera a la ciencia como algo totalmente
ajeno a los valores. Los patrones y los esquemas que los científicos observan en la naturaleza están
íntimamente relacionados con los patrones y esquemas existentes en sus mentes, con sus conceptos, sus
pensamientos y sus valores. Así, los resultados científicos que obtengan, y las aplicaciones tecnológicas que
investiguen, estarán todos ellos condicionados por sus propias estructuras mentales. Aunque gran parte de sus
detalladas investigaciones no dependerán explícitamente de su sistema de valores, la estructura más extensa
dentro de la que se realiza la investigación, nunca será independiente de tales valores. Por ello, los científicos
no sólo tienen una responsabilidad intelectual sobre sus investigaciones, sino también una responsabilidad
moral.
Desde este punto de vista, la relación existente entre la física y el misticismo no es sólo muy interesante, sino
también de extrema importancia. Los resultados de la física moderna han abierto a los científicos dos caminos
muy diferentes. Nos pueden llevar -poniéndolo en términos extremos- al Buda o a la Bomba, y a cada científico
le corresponde decidir qué conmino va a tomar. A mi manera de ver, en una época en la que casi la mitad de
nuestros científicos e ingenieros trabajan para la industria militar, malgastando un enorme potencial de ingenio
humano y creatividad en descubrir medios cada vez más sofisticados de destrucción total, el camino del Buda.
el “camino con corazón”, nunca podrá ser excesivamente acentuado.
La presente edición de este libro ha sido actualizada. incluyendo resultados de las más recientes
investigaciones realizadas en el campo de la física subatómica. Para ello he cambiado ligeramente algunos
párrafos del texto a fin de sintonizarlos con las nuevas investigaciones, y también he añadido al final del libro
un nuevo capítulo, al que he titulado "Vuelta a la Nueva Física", en el que describo con detalle los nuevos
descubrimientos de la física subatómica. Para mí ha sido una gran satisfacción comprobar, que ninguno de
estos recientes descubrimientos ha invalidado nada de lo que escribí hace siete años. De hecho, la mayoría de
ellos fueron ya anticipados en la versión original. Esto ha venido a reforzar la intensa creencia que me motivó a
escribir este libro: que los temas básicos que utilizo en mi comparación entre la física y el misticismo, serán
confirmados, más que invalidados por las futuras investigaciones.
Además, ahora siento que estoy pisando un terreno mucho más firme con mi tesis, pues los paralelismos con el
misticismo oriental están apareciendo no sólo en el campo de la física, sino también en la biología, en la
psicología y en otras ciencias. Al estudiar las relaciones entre la física y estas ciencias he descubierto que la
estructura de la teoría de sistemas provee una extensión natural de los conceptos de la física a otros campos.
La exploración de los conceptos de sistemas en biología, medicina, psicología y en las ciencias sociales, que
he realizado en El Punto Crucial me ha demostrado que el enfoque de los sistemas confirma los paralelismos
existentes entre la física moderna y el misticismo oriental. Además, los nuevos sistemas de biología y
psicología señalan otras similitudes con el pensamiento místico, al margen del campo estudiado por la física.
Estas similitudes las trato en mi segundo libro, el cual incluye ciertas ideas sobre el libre albedrío, el
nacimiento, la muerte, la naturaleza de la vida, de la mente, de la consciencia y de la evolución. La profunda
armonía existente entre estos conceptos -tal como se expresa en el lenguaje de sistemas y sus
correspondientes del misticismo oriental, es una impresionante evidencia de que la filosofía de las tradiciones
místicas, también conocida cono "filosofía perenne", constituye una muy consistente base filosófica para
nuestras teorías científicas modernas.
Fritjof Capra Berkeley, Junio de 1982
Probablemente, una verdad muy general en la historia del pensamiento humano la constituya el hecho de que
los más fructíferos descubrimientos tienen lugar en aquellos puntos en los que se encuentran dos líneas de
pensamiento distintas. Estas líneas pueden tener sus raíces en sectores muy diferentes de la cultura humana,
en diferentes épocas, en diferentes entornos culturales o en diferentes tradiciones religiosas. Por ello, si tal
encuentro sucede, es decir, si entre dichas líneas de pensamiento se da, al menos, una relación que posibilite
cualquier interacción verdadera, podemos entonces estar seguros que de allí surgirán nuevos e interesantes
descubrimientos.
Werner Heisenberg
PREFACIO A LA SEGUNDA EDICIÓN
Este libro fue publicado por primera vez hace siete años y tuvo su origen en una experiencia que, como
describo en el segundo prefacio, data ya de más de diez años. Por ello, me parece apropiado decir aquí
algunas palabras a los lectores de esta nueva edición sobre las muchas cosas que durante estos años han
sucedido -al libro, a la física y a mí mismo.
Cuando descubrí los paralelismos existentes entre la visión del mundo de los físicos y la de los místicos -
paralelismos ya insinuados antes pero nunca explorados a fondo tuve la sensación de que simplemente estaba
descubriendo algo que era totalmente obvio y que en el futuro sería del dominio público. Algunas veces,
mientras escribía El Tao de la Física incluso sentí que el libro estaba siendo escrito a través de mí, más que
por mí. Los acontecimientos posteriores confirmaron estas sensaciones. El libro fue recibido con gran
entusiasmo en Inglaterra y en Estados Unidos. Pese a haber tenido una publicidad promocional mínima, su
difusión fue muy rápida y hasta el día de hoy se han efectuado al menos doce ediciones en diferentes países.
Como era de esperar, la reacción de la comunidad científica fue mucho más cautelosa, pero también en este
campo el interés por las extensas implicaciones de la física actual es creciente. La aversión de los científicos
modernos a aceptar las profundas similitudes existentes entre sus conceptos y los de los místicos no es una
sorpresa, dado que el misticismo - al menos en Occidente- ha sido tradicionalmente relacionado -de manera
totalmente equivocada- con cosas vagas, misteriosas y en absoluto científicas. Afortunadamente esta actitud
está cambiando. A medida que el pensamiento oriental ha comenzado a interesar a un número de personas
cada vez mayor y al haber dejado de ser considerada la meditación como algo ridículo o sospechoso, el
misticismo está empezando a ser tornado en serio, incluso dentro de la comunidad científica.
El éxito del Tao de la Física tuvo un fuerte impacto en mi vida. Durante los últimos años he viajado mucho, he
dado conferencias ante neófitos y ante profesionales y he discutido las implicaciones de la "nueva física" con
hombres y mujeres de todos los estratos. Estas discusiones me ayudaron enormemente a comprender el
amplio contexto cultural del interés que el misticismo oriental ha despertado en Occidente durante los últimos
veinte años. Ahora veo ese interés como parte de una tendencia mucho más amplia, que trata de contrarrestar
el profundo desequilibrio existente en nuestra cultura, en nuestros pensamientos y nuestros sentimientos, en
nuestros valores y actitudes y en nuestras estructuras políticas y sociales. La terminología china del ying y el
yang me pareció muy adecuada para describir este desequilibrio cultural. Nuestra cultura ha favorecido los
valores y actitudes yang o masculinas y ha descuidado sus contrapartes ying o femeninas, que le son
complementarias. Hemos favorecido la autoeliminación a costa de la integración, el análisis sobre la síntesis, el
conocimiento racional sobre la sabiduría intuitiva, la ciencia sobre la religión, la competencia sobre la
cooperación, la expansión sobre la conservación y así sucesivamente. Este desarrollo parcial ha alcanzado ya
un punto alarmante, ha llegado a constituir una crisis que presenta dimensiones sociales, ecológicas, morales y
espirituales.
No obstante, al mismo tiempo, estamos siendo testigos del inicio de un tremendo movimiento evolucionario,
que parece ilustrar el antiguo refrán chino que dice: "Cuando el yang ha alcanzado su punto culminante,
retrocede dejando paso al ying". Las décadas de los años 60 y 70 generaron toda una serie de movimientos
sociales que parecían converger en una misma dirección. La creciente preocupación por la ecología, el intenso
interés por el misticismo, el surgimiento de la conciencia feminista y el redescubrimiento de los enfoques
holísticos sobre la salud y la curación, son todas manifestaciones de una misma tendencia evolucionaria.
Todas ellas vienen a contrarrestar el excesivo énfasis puesto en lo racional, en las actitudes y los valores
masculinos y tratan de recuperar el equilibrio entre los aspectos masculino y femenino de la naturaleza
humana. Así, la conciencia de la profunda armonía existente entre la visión del mundo de la física y la del
misticismo oriental, aparece ahora como parte integral de una transformación cultural mucho más amplia, que
nos lleva a una nueva visión de la realidad, visión que requerirá un cambio fundamental en nuestros
pensamientos, en nuestras percepciones y nuestros valores. En mi segundo libro El Punto Crucial exploro los
diversos aspectos y las implicaciones de esta transformación cultural.
El hecho de que los cambios que están teniendo lugar en nuestro sistema de valores va a afectar a muchas de
nuestras ciencias puede resultar sorprendente para quienes creen en una ciencia objetiva, totalmente
independiente de cualquier valor. Sin embargo, ello constituye una de las más importantes implicaciones de la
nueva física. Las aportaciones de Heisenberg a la teoría cuántica, que trato con detalle en este libro evidencian
con toda claridad que el clásico ideal de la objetividad científica no puede ya mantenerse, y en este sentido, la
física morfema está también haciendo tambalearse al mito que considera a la ciencia como algo totalmente
ajeno a los valores. Los patrones y los esquemas que los científicos observan en la naturaleza están
íntimamente relacionados con los patrones y esquemas existentes en sus mentes, con sus conceptos, sus
pensamientos y sus valores. Así, los resultados científicos que obtengan, y las aplicaciones tecnológicas que
investiguen, estarán todos ellos condicionados por sus propias estructuras mentales. Aunque gran parte de sus
detalladas investigaciones no dependerán explícitamente de su sistema de valores, la estructura más extensa
dentro de la que se realiza la investigación, nunca será independiente de tales valores. Por ello, los científicos
no sólo tienen una responsabilidad intelectual sobre sus investigaciones, sino también una responsabilidad
moral.
Desde este punto de vista, la relación existente entre la física y el misticismo no es sólo muy interesante, sino
también de extrema importancia. Los resultados de la física moderna han abierto a los científicos dos caminos
muy diferentes. Nos pueden llevar -poniéndolo en términos extremos- al Buda o a la Bomba, y a cada científico
le corresponde decidir qué conmino va a tomar. A mi manera de ver, en una época en la que casi la mitad de
nuestros científicos e ingenieros trabajan para la industria militar, malgastando un enorme potencial de ingenio
humano y creatividad en descubrir medios cada vez más sofisticados de destrucción total, el camino del Buda.
el “camino con corazón”, nunca podrá ser excesivamente acentuado.
La presente edición de este libro ha sido actualizada. incluyendo resultados de las más recientes
investigaciones realizadas en el campo de la física subatómica. Para ello he cambiado ligeramente algunos
párrafos del texto a fin de sintonizarlos con las nuevas investigaciones, y también he añadido al final del libro
un nuevo capítulo, al que he titulado "Vuelta a la Nueva Física", en el que describo con detalle los nuevos
descubrimientos de la física subatómica. Para mí ha sido una gran satisfacción comprobar, que ninguno de
estos recientes descubrimientos ha invalidado nada de lo que escribí hace siete años. De hecho, la mayoría de
ellos fueron ya anticipados en la versión original. Esto ha venido a reforzar la intensa creencia que me motivó a
escribir este libro: que los temas básicos que utilizo en mi comparación entre la física y el misticismo, serán
confirmados, más que invalidados por las futuras investigaciones.
Además, ahora siento que estoy pisando un terreno mucho más firme con mi tesis, pues los paralelismos con el
misticismo oriental están apareciendo no sólo en el campo de la física, sino también en la biología, en la
psicología y en otras ciencias. Al estudiar las relaciones entre la física y estas ciencias he descubierto que la
estructura de la teoría de sistemas provee una extensión natural de los conceptos de la física a otros campos.
La exploración de los conceptos de sistemas en biología, medicina, psicología y en las ciencias sociales, que
he realizado en El Punto Crucial me ha demostrado que el enfoque de los sistemas confirma los paralelismos
existentes entre la física moderna y el misticismo oriental. Además, los nuevos sistemas de biología y
psicología señalan otras similitudes con el pensamiento místico, al margen del campo estudiado por la física.
Estas similitudes las trato en mi segundo libro, el cual incluye ciertas ideas sobre el libre albedrío, el
nacimiento, la muerte, la naturaleza de la vida, de la mente, de la consciencia y de la evolución. La profunda
armonía existente entre estos conceptos -tal como se expresa en el lenguaje de sistemas y sus
correspondientes del misticismo oriental, es una impresionante evidencia de que la filosofía de las tradiciones
místicas, también conocida cono "filosofía perenne", constituye una muy consistente base filosófica para
nuestras teorías científicas modernas.
Fritjof Capra Berkeley, Junio de 1982
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