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Que los animales actuales no siempre tuvieron el mismo aspecto es sabido. Las serpientes primitivas tenían patas y el vuelo con alas no se desarrolló a la vez en aves y murciélagos.
Tras estos cambios hay un grupo de genes que se activan e inactivan periódicamente como si fuesen un interruptor.
En un estudio con moscas del vinagre, científicos de la Universidad de Wisconsin han descubierto que son pequeñas secuencias de ADN insertadas en los genes las que activan el proceso de cambio al recibir una señal.
Curiosamente, en estas modificaciones, las preferencias de las hembras son un estímulo muy fuerte. En presencia del sexo opuesto, las moscas macho activan los genes que modifican el color y la decoración de sus alas para ser más atractivos.
Que los animales actuales no siempre tuvieron el mismo aspecto es sabido. Las serpientes primitivas tenían patas y el vuelo con alas no se desarrolló a la vez en aves y murciélagos.
Tras estos cambios hay un grupo de genes que se activan e inactivan periódicamente como si fuesen un interruptor.
En un estudio con moscas del vinagre, científicos de la Universidad de Wisconsin han descubierto que son pequeñas secuencias de ADN insertadas en los genes las que activan el proceso de cambio al recibir una señal.
Curiosamente, en estas modificaciones, las preferencias de las hembras son un estímulo muy fuerte. En presencia del sexo opuesto, las moscas macho activan los genes que modifican el color y la decoración de sus alas para ser más atractivos.
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