Amando a Pablo, odiando a escobar

Encontre  en redresistencia una reseña a Amando a Pablo, odiando a escobar un libro que salio editado recientemente que vincula a Pablo Escobar el capo narcotraficante colombiano con el actual presidente de Colombia, Uribe Velez. Además hay otra reseña a otro libro que tambien habla de relaciones entre el narco y Uribe.
En su reciente libro, Virginia Vallejo revela detalles sobre vínculos del Presidente Uribe con el capo del narcotráfico Pablo Escobar: "Una noche Pablo me presenta al ex alcalde de Medellín. Fue director de la Aeronáutica Civil en 1980-1982 y ahora, todo el mundo le pronostica una brillante carrera política. Se llama Álvaro Uribe Vélez y Pablo lo idolatra". Con este nuevo libro, el pasado oscuro de Álvaro Uribe Vélez, es cada día más claro y su futuro más oscuro.

 RESEÑA



En julio de 2006 un avión de la DEA sacó a Virginia Vallejo de Colombia. Su vida estaba en peligro por haberse convertido en el testigo clave de los dos procesos criminales más importantes de la segunda mitad del siglo XX en su país: el asesinato de un candidato presidencial y el holocausto del Palacio de Justicia.

Veinticinco años antes, Virginia Vallejo era la presentadora de televisión más importante de Colombia y la belleza profesional que aparecía en las portadas de las principales revistas. Cortejada por multimillonarios tradicionales, conoció en 1982 a Pablo Escobar, un misterioso político de treinta y tres años que en realidad manejaba los hilos de un mundo de riqueza inigualable en el que gran parte del incesante flujo de dinero procedente del tráfico de cocaína se canalizaba a proyectos de caridad y a las campañas de candidatos presidenciales de su elección.

Este libro, una apasionada historia de amor convertida en crónica del horror y la vergüenza, describe la evolución de una de las mentes criminales más siniestras de nuestro tiempo: su capacidad de infundir terror y generar corrupción, los vínculos entre sus negocios ilícitos y varios jefes de estado, los asesinatos de candidatos presidenciales y la guerra en que sumió a su país. Amando a Pablo, odiando a Escobar es también la única visión íntima posible del legendario barón del narcotráfico, plena de glamour y espíritu de supervivencia y no exenta de humor. Virginia Vallejo narra esta historia descarnada como nadie más podría haberlo hecho.

  PASADO OSCURO


Este libro saca a la luz el pasado oscuro del actual presidente de los colombianos, Álvaro Uribe Vélez: su relación con el "Cartel de Medellín". Las referencias sobre el presidente Uribe incluidas en el libro "Amando Pablo, odiando a Escobar" de Virginia Vallejo, dejan claro que el mandatario era amigo del capo del narcotráfico. En el libro Vallejo describe la importancia que tenía Uribe, según ella, para la organización del capo.


El primer aparte dice textualmente (página 48):


"Le pregunto cómo hace, entonces, Pablo para tener pista propia y flota de aviones, sacar toneladas de coca, traerse jirafas y elefantes desde África y meter Rolligons y botes de seis metros de altura de contrabando".


- Es que el negocio de él no tiene competencia. Y es el más rico de todos porque Pablito, mi vida, es un Jumbo: tiene al tipo clave en la Dirección de la Aeronáutica Civil, un muchacho joven hijo de uno de los primeros narcos... un tipo Uribes (sic) primo de los Ochoa... Álvaro Uribe, me parece".


En el segundo, afirma (página 111):


"En Colombia, todo el que sea alguien en una zona del país es primo hermano, segundo, cuarto u octavo del resto. Por eso no me sorprende cuando una noche, después de alguna de sus inauguraciones deportivas, Pablo me presenta al ex alcalde de Medellín, cuya madre es prima del padre de los Ochoa; éste lo llama el 'Doptor Varito' y a mí me simpatiza de inmediato porque pienso que es uno de los contados amigos de Pablo con cara de gente decente y, que yo recuerde, el único con gafas de estudioso. Fue director de la Aeronáutica Civil en 1980-1982 y ahora, a sus treinta y un años, todo el mundo le pronostica una brillante carrera política y más de uno se aventura a decir que, incluso, podría llegar algún día al Senado. Se llama Álvaro Uribe Vélez y Pablo lo idolatra.




- Mi negocio y el de mis socios es el transporte, a cinco mil dólares por kilo asegurado - me explica Pablo luego- y está construido sobre una sola base: las pistas de aterrizaje y los aviones y los helicópteros. Ese muchacho bendito, con ayuda del subdirector César Villegas, nos concedió docenas de licencias para las primerass y centenares para los segundos. Sin pistas y aviones propios, todavía estaríamos trayendo la pasta de coca en llantas desde Bolivia y nadando hasta Miami para llevarle la mercancía a los gringos. Gracias a él es que yo estoy enterado de todo lo que pasa en la Aeronáutica Civil y en el aeropuerto de Medellín, porque su sucesor quedó entrenado para colaborarnos en lo que se nos ofrezca. Por eso es que la Aeronáutica Civil es una de las cuotas de poder que nosotros y el Santo exigimos a ambos candidatos en las pasadas elecciones. Su padre Arturo es uno de los nuestros, y si un día algo se nos llegara a atravesar a Santofimio y a mí en el camino a la presidencia, ese muchacho sería mi candidato. Ahí donde lo ves con sus gafas y esa cara de seminarista, es un peleador bravísimo". 

En otro libro "Biografía no autorizada de Alvaro Uribe Vélez - El Señor de las sombras" se puede leer también lo siguiente:

"El segundo Uribe se deja ver en las “tardes doradas de la mafia”, a las que se refiere, en un excelente artículo, el escritor Alpher Rojas. Cuenta él un episodio del que fue testigo presencial. En una de las lujosas ferias de Armenia, cuando la ciudad se preparaba para su centenario. Rojas ve de lejos a Pablo Escobar, a Rodríguez Gacha, a los Ochoa que asisten al espectáculo. Dairo Chica, el consentido de la mafia, presenta su espectáculo de rejoneo. Las jacas encintadas son soberbias. Fabio Ochoa, “el obeso padrino de los nuevos ricos” imparte absoluciones y come mandarinas. “Tupac Amaru”, el caballo de un millón de dólares, opaca con su silueta y con el pequeño lucero de su frente, a las otras cabalgaduras. Rodríguez Gacha, propietario del ejemplar, “disfruta las mieles de su popularidad”. Y allí, en ese mismo sitio y hora está él, el candidato, “con sus magníficas cuadras caballares”. “Allí está el 'doptor Uribe', como le decía El Mexicano, o ‘Varito’, como lo motejaba cariñosamente don Fabio. Y de ninguna manera distante, ni prejuicioso, ni tímido, sino francamente comprometido en el negocio turbio, desde la brevedad ambigua de su atuendo maicero y sus gafas de Harvard, intercambiando información pecuaria para modernizar y ampliar sus dehesas”. “Daba la impresión - añade Rojas - de ser un amigo muy cercano de los padrinos caballistas. Me parece observarlo contemplando la conjunción jinete/caballo de Dairo Chica (el rejoneador de los narcos), con Venus, el espléndido caballo asesinado. Uribe alzaba su entrecejo con visible admiración, seguramente empezando a vislumbrar a un país, brioso y tonto a la vez, montado por él”."

El pasado oscuro del actual presidente de los colombianos, Álvaro Uribe Vélez, es cada día más claro y su futuro más oscuro.

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