Procedente de la tradición monástica del budismo, aúna dos culturas medicinales, la budista y la china (como denota la estimulación de los puntos de energía de nuestro cuerpo). Por tanto, no es de extrañar que se base en una visión oriental del cuerpo humano, según la cual la energía vital fluye por caminos que recorren el cuerpo verticalmente, pero, a diferencia de la cultura china, el masaje tailandés ha elegido diez canales energéticos que denominan Sen, diez canales que son suficientes para realizar un tratamiento completo sobre el cuerpo, estimulando así la circulación energética lo que nos dará una sensación de bienestar y equilibrio mental y físico.
Las técnicas, que nos pueden recordar levemente al yoga, se caracterizan por incorporar estiramientos asistidos, balanceos rítmicos y presiones suaves sobre las líneas energéticas Sen. Las presiones no sólo se realizan con las manos, sino que se utilizan además los codos, las rodillas y los pies, presiones que se aplican a la vez que se realizan los estiramientos asistidos. Estos estiramientos se deben realizar de forma lenta y ser sostenidos por la persona que realiza el masaje, facilitando así la apertura energética y articular del receptor.
Algo muy importante y que se debe destacar es que, en este masaje es fundamental el trabajo del masajista, que debe utilizar todo su cuerpo y su energía vital en función del nuestro y, por tanto, debe tener presente la totalidad de nuestro cuerpo, de nuestra postura, respiración y movimientos que él nos irá corrigiendo y dirigiendo de manera armónica y relajante.
Una sesión puede durar entre hora y media y dos horas. Debemos recibirlo con una vestimenta lo suficientemente ancha y cómoda para poder realizar los movimientos sin ningún tipo de limitaciones que una prenda algo ceñida nos puede causar. El masaje lo recibiremos sobre un soporte acolchado (véase una colchoneta) donde trabajaremos en cuatro posiciones distintas: boca arriba, de lado, boca abajo y sentados, ya que así se podrán trabajar los cuatro elementos que engloban el estado interior, exterior y psico-espiritual de cada persona.
Siempre seguiremos el orden indicado; primero boca arriba, empezando desde los pies, donde se realizarán presiones suaves siguiendo las líneas energéticas donde se induce a un estado de apertura de éstas. A esto le sigue una serie de estiramientos en las piernas acompañados de diferentes presiones que el masajista nos dará con los pies, manos, rodillas y antebrazos. Antes de llegar a los brazos se trabajará el abdomen y el pecho con presiones circulares realizadas con los pulgares, al igual que se hará en los brazos y en las manos, así como torsiones suaves. Ahora ya de lado, inicialmente sobre su lado izquierdo, se trabajarán las líneas energéticas de las piernas y de la espalda, mientras que boca abajo daremos mucha más importancia a piernas y espalda. Es en este punto donde se realizan estiramientos que nos recuerdan al yoga.
Finalmente, en la última posición, la de sentados, se realizarán presiones en la parte alta de la espalda acompañados de estiramientos de brazos, además de torsiones y desbloqueos estructurales que facilitan la liberación de la tensión física. La sesión termina con suaves presiones en el cuello, cara y cabeza, permitiendo liberar el estrés acumulado.
Fuente: Revista Natural.
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