En el blog de Tito Piramides del cerebro encontre este excelente post sobre el tema epilepsia y espiritualidad, realmente muy interesante:
Epilepsia y espiritualidad... ¡sólo si Dios lo concede!Se ha escrito mucho sobre epilepsia y experiencias religiosas. Recientemente he leído un artículo “Spirituality and Religión in Epilepsy” en el que he descubierto algo interesante. Y es que las experiencias religiosas provocadas por las crisis epilépticas pueden ser de diferentes tipos según el momento en el que ocurren. Así por ejemplo, durante las crisis propiamente dichas, las experiencias religiosas pueden mostrarse como experiencias extáticas y pueden ir acompañadas de fenómenos autoscópicos, como el de verse a uno mismo fuera del cuerpo. Por el contrario, durante los periodos que comienzan después de una crisis, pueden darse alucinaciones y conversiones religiosas. Estos periodos pueden prolongarse horas. Se describe el caso de un hombre que aseguraba que “Dios le había enviado una visión como medio para conseguir su conversión (...)”. Sin embargo, los periodos comprendidos entre crisis y crisis, parecen más relacionados con el ensalzamiento de las convicciones religiosas (hiper-religiosidad). Esto podría significar un fuerte sentido del destino o una potenciación de las creencias morales. Según los autores del artículo, que mencionan otros estudios realizados con grupos numerosos de pacientes, el porcentaje de individuos que tiene estas experiencias es bajo, pero su número está subestimado.
¿Por qué es tan interesante la relación entre las experiencias religiosas y las crisis epilépticas? ¿Porque algunos manipuladores tratan de conspirar contra la “evidente” existencia de Dios? ¿ O por una inercia reduccionista que tiende a deshumanizar la sociedad? No, nada más lejos de eso. Una crisis epiléptica se produce cuando grupos de neuronas de nuestro cerebro descargan de manera excesiva y simultánea. Lo interesante es que dependiendo de dónde se localicen en el cerebro las neuronas con actividad anómala (foco epiléptico) así serán los signos que sufrirá el individuo. Así por ejemplo, tomando el caso de las crisis denominadas focales, un foco epiléptico en la corteza motora producirá signos motores durante una crisis (cambios posturales, contracciones musculares o movimientos en extremidades). Si el foco se localiza en la corteza sensorial, el paciente tendrá sensaciones “extrañas” (alucinaciones gustativas, auditivas, táctiles...). Si el foco afecta a áreas corticales de asociación (cortezas prefrontal, parietotemporal) los fenómenos pueden ser más complejos (deja-vu, cambios de humor, distorsión del tiempo). En ocasiones, tan complejos como experiencias religiosas o cambios en la conducta espiritual o moral.
Dicho de otra manera, los cambios en la actividad de las neuronas de nuestro cerebro son los responsables desde de que movamos un pie, sintamos un olor determinado o tengamos una emoción, hasta que hagamos un juicio moral. Y, lógicamente, también de que experimentemos un éxtasis místico. Lo que ocurre es que esto último se puede hacer más patente a través de la epilepsia.
Aparentemente, estos estudios aportan datos, y los datos son como son, no deshumanizan, solo hacen pensar y ayudan a entender el mundo que nos rodea. Pero no todo el mundo piensa así. En otro artículo que leí en paralelo, “¿Dios en el cerebro?”, el autor comenta lo siguiente acerca de los éxtasis místicos (la cursiva es mía):
"(...) Estos éxtasis, lógicamente, no los experimentan todos aquellos que hacen meditación sino muy pocos, los que Dios se lo concede cuando quiere. Los místicos, desde luego, no se prestarían a que registraran su actividad cerebral con alguno de los métodos de neuroimagen. No lo harían, por un lado, por humildad y, en segundo, porque nadie sabe cuando pueden tener lugar. Además, por ocurrir fuera del cuerpo, no se registraría ningún cambio en la actividad bioeléctrica del cerebro (...)"
Y termina el artículo con la siguiente conclusión:
"Los neurocientíficos ateos, al no admitir la existencia de Dios, ni que el hombre sea un ser dotado de alma espiritual, se ven obligados a una interpretación sesgada de los hechos que trascienden la materia: tienen que explicar las experiencias religiosas y el estado místico como simple actividad del cerebro. Son, pues, según ellos, los que meditan y los místicos quienes, a partir de unos simples fenómenos neurobiológicos, crean a Dios. Es habitual que los reduccionistas no se planteen si su postura es acientífica, al admitir como única realidad la materia, más bien sucede lo contrario, toman a los que, además de la "fisis", piensan que existe lo metafísico, como acientíficos, incluso de forma velada los llegan a considerar retrasados mentales. No quieren darse cuenta de que, para que fueran admitidas como científicas sus conclusiones, tienen que demostrarlas experimentalmente, y son numerosos los hechos, no sólo en lo que respecta a la actividad mental sino también en la evolución, que no son capaces de demostrarlos ni lo podrán demostrar desde su visión reduccionista".
¿No es más sesgado y acientífico asumir la existencia de algo sobrenatural (Dios) que “concederá los éxtasis” a quien considere oportuno? ¿O asumir que “por ocurrir fuera del cuerpo no se registrará actividad cerebral”, en caso de que un místico accediera a realizarse pruebas en su cerebro? La relación causal “actividad neuronal – conducta” implica a toda la gama de nuestros comportamientos, sin exclusión, incluidas las experiencias religiosas. ¿O es que la actividad de nuestro cerebro sólo sirve para conductas más “mundanas”, como movernos o percibir estímulos? ¿No será que algunos están predispuestos a que todo lo que tenga que ver con Dios o lo espiritual no es objeto de estudio humano? ¿En base a qué? ¿Admitiría el autor de dicho artículo conclusiones exactamente idénticas a la suya (literalmente basada en los mismo argumentos) acerca de experiencias no religiosas?
1.- Los neurocientíficos no creyentes, al no admitir la existencia de espíritus, ni que el hombre sea un ser dotado de alma espiritual, se ven obligados a una interpretación sesgada de los hechos que trascienden la materia: tienen que explicar las experiencias paranormales y el estado de trance como simple actividad del cerebro. Son, pues, según ellos, los contactados y los médium quienes, a partir de unos simples fenómenos neurobiológicos, crean a los espíritus (...)
2.- Los neurocientíficos no creyentes, al no admitir la existencia de extraterrestres, ni que el hombre sea un ser dotado de capacidades paranormales, se ven obligados a una interpretación sesgada de los hechos que trascienden la materia: tienen que explicar las experiencias con extraterrestres y abducciones como simple actividad del cerebro. Son, pues, según ellos, los contactados y los abducidos quienes, a partir de unos simples fenómenos neurobiológicos, crean a los extraterrestres. (...)
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