Humanos, habitamos en el planeta tierra desde que eramos anteriores a nuestros vecinos evolutivos los primates.Tenemos un largo camino evolutivo por delante tanto en el aspecto físico como psíquico.
Nuestro planeta pertenece a una galaxia llamada Vía Lactea. Ese giro alrededor del sol, nos permite existi y ser. A propósito de esta causalidad cósmica, antes de afirmar yo soy, prefiero decir yo sol.
La identidad galactica puede ser asumida como un desplazamiento de el punto de referencia planetario para reflexionar y meditar, un desplazamiento que no implica otra cosa que una comprensión holística de nuestro lugar en el universo. Pensarnos como humanos galacticos implica ubicarnos como individuos y como especie en relación a un gigantesco fragmento del universo al que pertenecemos.
No estamos solos en esta galaxia; hay planetas, estrellas, mucho polvo interestelar, nubes de gas, energía ocura; todos estos elementos unidos gravitacionalmente conforman el paisaje que vemos cuando levantamos la mirada al cielo durante las noches.
No cabe la menor duda acerca de la naturaleza arrobadora de la singular belleza del Universo; ya sea viendo el cielo (en muchos países mirarán y no van a poder ver nada debido a la contaminación lumínica) o bien las fotografías del espacio exterior que han tomado telescopios espaciales y astrónomos desde al superficie terrestre; inmediatamente nos sentimos afectados, conmovidos por aquellas luces, formas; un inmensurable despliegue energético en constante evolución.
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