La conversación Mural
Por Joan Garí
Si puede decirse que cada libro tiene su propia e intransferible particularidad, este axioma es especialmente pertinente en el caso de La conversación mural (Premio Fundesco de Ensayo en 1994). Y ello es así no precisamente por abordar la cuestión del graffiti, tan profusamente publicitado en volúmenes de gran despliegue visual, sino por hacerlo desde un punto de visto inédito hasta ahora. A partir de los postulados de la semiótica y el análisis del discurso, esa realidad insidiosa y omnipresente cual es el lenguaje mural es diseccionada a lo largo de estas páginas con un sencillo propósito: descubrir por qué el graffiti, que acompaña al ser humano en su peculiar odisea expresiva desde los orígenes de la historia, ha sido silenciado cuidadosamente por la cultura establecida.
Este libro supone también, partiendo de la realidad mural, una visión propia sobre el universo discursivo contemporáneo (literatura, publicidad, televisión, imagen virtual ...). De la confrontación entre estos discursos institucionalizados y la comunicación marginal del graffiti nace un original punto de vista que ningún lector interesado en el futuro de la comunicación en libertad debería ignorar.
El proposito general de la obra, por tanto, es analizar el discurso de las pintadas en todas sus dimensiones, a partir de la construcción de un marco teórico adecuado. Para ello, el autor toma como punto de partida el análisis del discurso, en tanto que ámbito interdisciplinar capaz de conectar diferentes aportaciones, que en este caso irán de la lingüistica del texto y la teoría literaria a la semiótica y la teoría de la comunicación.
Los signos murales - en opinión del autor - son demasiado importantes para dejarlos al amparo de los servicios de limpieza de los ayuntamientos, de los centros de enseñanza o de las corporaciones del ferrocarril metropolitano. En este libro se ofrece una visión analítica del graffiti capaz de situar este fenómeno invariablemente menospreciado en el lugar que le corresponde en la cultura contemporánea.
En estas páginas hay también una visión propia, desde la realidad mural, de la sociedad comunicativa actual y su problemática articulación con el ciudadano de a pie. La voluntad teórica que ha acompañado su redacción debe leerse, afirma el autor, como el deseo de ofrecer una interpretación global de una sociedad donde todo signo es un mensaje, todo mensaje presupone un discurso, todo discurso implica una ideología y toda ideología pretende convercernos de algo frente a lo que debemos ser capaces de dialogar.
En definitiva, la ambición más inocultable de estas páginas radica en ofrecer una propuesta de lectura global de uno de los lenguajes más universales y característicamente humanos.
Si en la sociedad actual es cada vez más evidente la unidireccionalidad comunicativa, la imposibilidad de integrar al lector/espectador en el proceso de generación del discurso, no hay duda de que la disposición del graffiti al diálogo, su textura evidentemente conversativa, puede enseñarnos mucho sobre cómo, desde la marginalidad absoluta, se puede construir un texto abierto y participativo. No se puede dejar a un lado un lujo discursivo como el que se escenifica cada noche en los muros rumorosos de nuestras poblaciones."
Por Joan Garí
Si puede decirse que cada libro tiene su propia e intransferible particularidad, este axioma es especialmente pertinente en el caso de La conversación mural (Premio Fundesco de Ensayo en 1994). Y ello es así no precisamente por abordar la cuestión del graffiti, tan profusamente publicitado en volúmenes de gran despliegue visual, sino por hacerlo desde un punto de visto inédito hasta ahora. A partir de los postulados de la semiótica y el análisis del discurso, esa realidad insidiosa y omnipresente cual es el lenguaje mural es diseccionada a lo largo de estas páginas con un sencillo propósito: descubrir por qué el graffiti, que acompaña al ser humano en su peculiar odisea expresiva desde los orígenes de la historia, ha sido silenciado cuidadosamente por la cultura establecida.
Este libro supone también, partiendo de la realidad mural, una visión propia sobre el universo discursivo contemporáneo (literatura, publicidad, televisión, imagen virtual ...). De la confrontación entre estos discursos institucionalizados y la comunicación marginal del graffiti nace un original punto de vista que ningún lector interesado en el futuro de la comunicación en libertad debería ignorar.
El proposito general de la obra, por tanto, es analizar el discurso de las pintadas en todas sus dimensiones, a partir de la construcción de un marco teórico adecuado. Para ello, el autor toma como punto de partida el análisis del discurso, en tanto que ámbito interdisciplinar capaz de conectar diferentes aportaciones, que en este caso irán de la lingüistica del texto y la teoría literaria a la semiótica y la teoría de la comunicación.
Los signos murales - en opinión del autor - son demasiado importantes para dejarlos al amparo de los servicios de limpieza de los ayuntamientos, de los centros de enseñanza o de las corporaciones del ferrocarril metropolitano. En este libro se ofrece una visión analítica del graffiti capaz de situar este fenómeno invariablemente menospreciado en el lugar que le corresponde en la cultura contemporánea.
En estas páginas hay también una visión propia, desde la realidad mural, de la sociedad comunicativa actual y su problemática articulación con el ciudadano de a pie. La voluntad teórica que ha acompañado su redacción debe leerse, afirma el autor, como el deseo de ofrecer una interpretación global de una sociedad donde todo signo es un mensaje, todo mensaje presupone un discurso, todo discurso implica una ideología y toda ideología pretende convercernos de algo frente a lo que debemos ser capaces de dialogar.
En definitiva, la ambición más inocultable de estas páginas radica en ofrecer una propuesta de lectura global de uno de los lenguajes más universales y característicamente humanos.
Si en la sociedad actual es cada vez más evidente la unidireccionalidad comunicativa, la imposibilidad de integrar al lector/espectador en el proceso de generación del discurso, no hay duda de que la disposición del graffiti al diálogo, su textura evidentemente conversativa, puede enseñarnos mucho sobre cómo, desde la marginalidad absoluta, se puede construir un texto abierto y participativo. No se puede dejar a un lado un lujo discursivo como el que se escenifica cada noche en los muros rumorosos de nuestras poblaciones."
Comentarios
Publicar un comentario