La visión lineal y la visión cíclica: El proceso histórico, el paso del tiempo

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La visión lineal y la visión cíclica: El proceso histórico, el paso del tiempo
(cristianismo, islamismo, marxismo y budismo)

Fuente: Este texto fue tomado del sitio http://www.budismo-valencia.com/ con muchos contenidos sobre esta filosofía. Hemos tomado un fragmento que nos pareció muy interesante.

Los cristianos ven en el nacimiento de Jesucristo un viraje decisivo dentro de la historia, y todos sabemos, si leemos nuestros libros de texto ordinarios, por lo menos los viejos, que la Historia se divide en lo que sucedió a.C. y lo que sucedió d.C., aunque últimamente los historiadores no cristianos ya no utilizan aquella manera particular. Han sugerido que si tal distinción ha de hacerse, debería ser en términos de la 'era común' y 'antes de la era común'.
Ciertos académicos han sugerido que si existiera un hito decisivo en la historia, éste no se encuentra en un año en particular, sino en todo un periodo, el mismo que se encuentra alrededor del año 500 a.C. En otras palabras, un periodo entre doscientos y ochocientos años antes de la era común. Como creo que la mayoría de ustedes saben, este periodo se ha denominado la Era Axial, y de acuerdo con Karl Jaspers, el filósofo alemán, en ese período se establecieron los cimientos espirituales de la humanidad, simultánea e independientemente, en China, India, Persia, Palestina y Grecia. Era la época de los grandes individuos, Individuos con "I" mayúscula. La época de Confucio e Isaías, de Sócrates y Platón, de los sabios del Upanishad y de los poetas griegos trágicos. Y por supuesto, lo que es más importante para los budistas, fue la época del Buda.


Los budistas ciertamente ven al Buda en el escenario histórico como un hito. Sin embargo ellos no ven la aparición, la vida del Buda como un viraje de la misma manera que los cristianos ven la aparición de Cristo. Para los cristianos, Jesucristo es absolutamente único. Él es el logos encarnado, el hijo encarnado de Dios y Su muerte mediante el sacrificio en la cruz es el evento central de toda la historia mundial, de todos los seres humanos. Esa historia, según la tradición cristiana, comienza con la creación y termina con el juicio final, cuando la trompeta suene en el cielo y toda la raza humana sea convocada ante el trono de Dios para ser juzgada por Cristo.

Se puede decir que la visión cristiana de la historia y del proceso histórico es lineal: comienza con la creación y la caída del hombre, alcanza su clímax en la vida y muerte de Jesucristo y termina con el juicio final. Antes de la creación y después del juicio final, está, por decirlo de alguna manera, sólo la eternidad. Esta visión lineal de la historia ha dominado el pensamiento occidental cuando menos desde la ascensión del cristianismo, y dentro del pensamiento moderno la misma visión lineal encuentra una expresión en el marxismo. El Marxismo puede ser descrito, y de hecho se ha descrito, desde un cierto punto de vista, como una versión secularizada de la visión cristiana del tiempo. Y esta visión lineal de la historia, sirve de base para ciertas nociones modernas acerca del progreso infinito. Sin embargo, algunos sucesos en el presente siglo han más bien socavado aquella noción de progreso infinito de la raza humana, el infinito progreso de la civilización. Ahora tenemos menos confianza de la que solíamos tener, digamos, desde hace cien años en la idea de que la historia de la humanidad es la historia de progreso ininterrumpido en todos los frentes. Actualmente nos damos cuenta que puede haber regresiones, puede haber un retroceso a un estado anterior, primitivo, e incluso menos civilizado.

Esta visión lineal de la historia también es compartida por el Islam. Para el Islam también, la historia es una sola historia, con un comienzo y un final definitivos. Su clímax no es por supuesto el curso de vida de Jesucristo, a pesar de que los musulmanes tienen un gran respeto por Jesucristo, sin llegar a reconocerle como el hijo de Dios encarnado. Para los musulmanes el clímax del proceso histórico es la vida de Mahoma y la revelación del Corán seiscientos años después de la aparición de Cristo. Para ellos, el punto de viraje en la historia es la Hégira, la partida de Mahoma de La Meca a Medina en el año 622 de la era común. Por supuesto ambas visiones, la cristiana y la musulmana, tienen su raíz en el judaísmo. Por lo tanto, se puede hablar de la visión lineal de la historia, como una visión semítica. Es la visión común a las tres religiones o fés abrahámicas, es decir, el judaísmo, el cristianismo y el Islam, así como el Marxismo y gran parte del pensamiento moderno.

Al contrario, la visión budista es una visión cíclica. El Budismo ve que la historia procede no como una línea recta o relativamente recta, y ciertamente no como una sola línea de fenómeno de existencia, sino como un gran océano, un océano sin principio y fin, un océano sin límites, sin fronteras. Y sobre este gran océano, este infinito océano, millones y millones de olas surgen y caen constantemente, y éstas olas son universos o mundos. Y en estas olas que son universos, que son mundos, hay millones y millones de olas más pequeñas, que surgen y caen. Y tales olas son civilizaciones, o imperios o religiones o naciones o individuos. Ellos también surgen y caen constantemente, ellos también atraviesan por el proceso de crecimiento, madurez y decadencia. Ahora tenemos un punto notable: el Cristianismo y el Islam se ven a sí mismos como continuos, triunfantes, o quizá no tan triunfantes hasta el final de los tiempos, es decir, hasta el Juicio Final. Presumiblemente, el judaísmo se ve a sí mismo de manera continua hasta la llegada del Mesías. Sin embargo, el Budismo se ve a sí mismo como una religión organizada, como el sasana, como una institución, y como tal sujeta al mismo proceso cíclico que todo lo demás. El Budismo también, como religión organizada, nace, se desarrolla, madura, decae y muere. Muchos textos budistas predicen o pretenden suponer este decaimiento, y de hecho en muchas partes del mundo budista este decaimiento ha llegado a suceder.



Pasó hace siglos en Asia Central, en India y en Indonesia, que alguna vez albergaron pujantes civilizaciones y culturas budistas. En todas estas áreas el budismo ha atravesado el ciclo completo. En épocas más recientes ha decaído seriamente en China y Tíbet, lo mismo que hasta cierto punto en el resto del Oriente. Podemos decir que en Oriente en general, el budismo ha estado en decadencia cuando menos durante mil años, lo cual constituye un pensamiento preocupante. Con esto no quiero decir que no haya habido individuos budistas, o incluso pequeños grupos de budistas por aquí o por allá, que hayan perseguido el camino hacia la Iluminación, y que incluso lo hayan perseguido hasta el final. No obstante, cada vez ha habido menos individuos o pequeños grupos así, y el budismo mismo durante siglos ha ejercido cada vez menos influencia en las culturas o civilizaciones circundantes.

Pero el proceso cíclico es complejo, existen olas y más olas, y hay olas más pequeñas en las olas más grandes, hay ciclos dentro de los ciclos, y justo detrás de una ola grande que cae, puede haber una pequeña ola que se levanta. En un ciclo de decadencia, dentro de lo que es el ciclo completo de decaimiento, puede haber un ciclo de crecimiento. En otras palabras, dentro del Budismo en decaimiento vemos movimientos de resurgimiento y reforma.

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