Meditación y Ciencia

nuestro cerebro
La mayoría de las religiones tienen procedimientos o formas de meditación, sin embargo la meditación por sí misma no es una actividad religiosa o espiritual.

La Meditación en el Laboratorio: Un resúmen de las últimas investigaciones científicas acerca de la meditación.

En décadas anteriores ya se han realizado investigaciones científicas acerca de la meditación que demostraron principalmente los beneficios psicológicos y fisiológicos de ésta. Sin embargo, en la última década del siglo XX ha habido una revolución en el área de las neurociencias, al grado de que se le conoce como “la década del cerebro”. Durante dicho periodo se ha llegado a saber más acerca de este órgano que durante toda la historia previa. Lo anterior es resultado del uso de nuevas tecnologías que permiten tener una visión más clara del funcionamiento cerebral.

En este breve artículo revisaremos los resultados de dos estudios realizados con meditadores avanzados de la tradición budista tibetana. Estos experimentos fueron inspirados por el Instituto de la Mente y la Vida (Mind and Life Institute, www.mindandlife.org), cuya misión es llevar a cabo un diálogo entre el budismo y la ciencia, el cual cuenta con el auspicio y el estímulo de S.S. el XIV Dalai Lama.

“Escáner” Cerebral

La Resonancia Magnética Nuclear Funcional (RMNf) es una nueva tecnología que permite grabar en video la actividad neuronal del cerebro. Hoy en día los investigadores pueden conocer con precisión el funcionamiento de una neurona –o un grupo de ellas– y relacionarla con una actividad mental específica, tal como el percibir el color rojo o ver una línea curva.

El experimento se realizó en el Laboratorio de Imágenes Funcionales del Cerebro y el Comportamiento E.M. Keck (E.M. Keck Laboratory for Functional Brain Imaging and Behavior) de la Universidad de Winsconsin, con la dirección del Dr. Richard Davidson, reconocido experto en las neurociencias de las emociones.

El experimento consistió en observar el cerebro de un meditador avanzado entrenado en la tradición tibetana mediante la RMNf. El meditador pasaría por diferentes clases de meditación alternándolas con periodos de descanso. Las meditaciones que se utilizaron fueron: meditación unipuntal (shamatha), visualización, meditación en la compasión, y meditación “en el espacio abierto”.

En primer lugar se observó que el cerebro se comporta de forma distinta con cada una de estas meditaciones. También se observó que el meditador mostraba un patrón de funcionamiento neuronal más estable que el observado en otros individuos no entrenados. Es decir, que se concentraba mejor en la actividad mental que realizaba en comparación con la mayoría de la gente, por lo que sus datos tenían menos “ruido”.

Finalmente, se detectó que cuando el meditador se concentraba en generar un sentimiento de compasión por los demás, la zona del cerebro conocida como “gyrus frontal izquierdo” mostraba una gran actividad eléctrica gamma . Esta zona se había identificado, en experimentos previos, como una zona donde residen los sentimientos positivos como la alegría, el entusiasmo y la energía.

Como lo plantea Daniel Goleman, autor del libro La Inteligencia Emocional, estos datos resultan de gran importancia, pues plantean la posibilidad de una educación emocional. Es decir, "nuestro estado anímico promedio no es una constante con la tenemos que vivir irremediablemente el resto de nuestra vida. Podemos entrenar y cultivar cualidades humanas positivas como el amor y la compasión, experimentando con ello un estado de gozo y felicidad".

Comprendiendo a los demás: El cultivo de la empatía

En el Laboratorio de Interacción Humana (Human Interaction Laboratory), de la Universidad de California, el Dr. Paul Ekman, otro reconocido experto en la ciencia de la emoción, ha estado estudiando lo que llama “microemociones”. El concepto de microemociones se basa en la capacidad de reconocer en un instante –dos décimas de segundo o un tercio de segundo– el estado de ánimo de una persona por medio de su expresión facial.

El Dr. Ekman ha preparado un vídeo donde se muestran imágenes muy breves de diversos rostros. El experimento consiste en reconocer sólo por la expresión facial seis emociones básicas del ser humano, entre ellas la ira, el desprecio y el miedo. De acuerdo con el Dr. Ekman, las imágenes pasan tan rápidamente que entran al nivel subconsciente de la mente, por lo que no dan tiempo para la censura o manipulación voluntaria. Además la expresión de estas seis emociones estudiadas significan lo mismo en todo el mundo. Según estos estudios, las personas que son más capaces de reconocer estas emociones demuestran un mayor grado de empatía con los demás, son más abiertos a nuevas experiencias, curiosos, confiables y eficientes.

Se sometió a esta prueba a dos meditadores occidentales entrenados en la tradición tibetana. Los resultados fueron extraordinarios, pues su capacidad de reconocimiento rápido de las emociones fue muy superior al promedio por dos desviaciones estándar. Anteriormente, otras 5,000 personas se habían sometido a este estudio. Se encontraban muy por arriba de policías, jueces, abogados, psiquiatras y agentes del servicio secreto, es decir, los grupos de personas que mejor se habían desempeñado en la prueba.

Esta investigación señala que un meditador puede tener una cognición más rápida y una mayor capacidad de empatía. El Dr. Ekman comentó acerca de este estudio: “nos permitió descubrir cosas hasta entonces insólitas”.

Conclusiones

Aunque aún estamos en una etapa temprana de estas investigaciones para llegar a conclusiones generales, los resultados obtenidos son alentadores y significativos. Se puede decir que los beneficios de la meditación resultan cada vez más evidentes para la ciencia, y se confirman los beneficios de la meditación que describen los libros clásicos del budismo.

Además, hay otros estudios que muestran que estos beneficios son patentes desde el entrenamiento inicial en la meditación. No es necesario ser un virtuoso de la mente para obtener frutos desde el principio. Eso sí, hay que ser constante.

De http://www.loselingmexico.org/

Por E., C.S.

Bibliografía

1. Daniel Goleman. Emociones Destructivas. Cómo comprenderlas y dominarlas. Buenos Aires, Ediciones B, 2003.
2. Antonio R. Damasio, “How the Brain Creates the Mind”, en Scientific American, End of the Millennium Special Issue, diciembre, 1999, pp. 74 – 79.


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