¿Cómo actuan los icaros?


Podríamos decir que al igual que los Mandalas en las tradiciones orientales, lo hacen sobre determinados centros energéticos, mediante vibración sonora, modulando así la función orgánica, y que hay un conocimiento subconsciente que guía al shamán a elegir el icaro adecuado a cada circunstancia. Podríamos decir también que el icaro es un pretexto para que el shamán transmita su energía. 0 que es el mensaje transmitido en el icaro el que cura.
No hay una respuesta precisa, puede ser una o todas las razones a la vez. Cualquier explicación enmarcaría dentro del racionalismo un fenómeno que transciende lo racional y por lo tanto sería válida sólo a nivel testimonial y sujeta a experimentación. Durante rituales curativos donde se utiliza brebajes de plantas, los curanderos orientan la curación, modulan la energía individual y colectiva, y cuidan la unidad del grupo. Percibido bajo estado modificado de conciencia, el icaro ayuda a metabolizar las visiones, remueve contenidos subjetivos en diferentes niveles, nos guía en el trabajo de autoexploración y al mismo tiempo es la ligazón con el plano real actual. Aunque no hay una secuencia precisa para estos icaros, el shamán sabe o percibe cuál es el adecuado.
La fuerza del curandero se ve en la eficacia de sus icaros, que son captados a nivel físico por cada miembro del grupo. Fue durante una sesión de Ayahuasca (ritual curativo en que se ingiere una pócima psicoactiva a base de Psychotria viridis, Banisteriopsis caapi y Brugmansia sp.) en que, bajo los efectos del brebaje, empecé a comprender el significado interno del icaro. Debo manifestar que pese a tener efecto psicoactivo con sensación de ampliación de percepciones y visiones, no se pierde contacto con la realidad y la función mnésica. Luego de varias sesiones con sensación de visualización y activación de centros energéticos, manifestada a nivel físico como hormigueo o calor en diferentes puntos, se repetía una y otra vez la visión de figuras geométricas de diferente color en cada punto y que a su vez correspondía a una forma natural, a un simbolismo y a un sonido vocal, Pero las vocales no eran cinco como en nuestro alfabeto sino siete con la intrusión de las letras “S” y “M”. Entendí que a cada centro correspondía un icaro-llave que me sería dado. Durante dos años he recibido seis icaros, en espacios de tiempo diferentes, sin premeditar el contenido ni el orden, siempre en forma imprevista, involuntario, a través de visiones, de sueños y de semi-sueños favorecidos por las dietas y el trabajo ritual con plantas-maestras. El segundo icaro corresponde al chakra (centro energético en la tradición hindú) de la base, en relación con la sexualidad. Es la letra “S” y es una pequeña serpiente roja, de fuego, que inicia su ascenso (¿despertar de la Kundalini ? reptando lentamente hacia el abdomen y región sacra, en forma tridimensional como si el cuerpo fuera transparente.
Tiene que ver con la energía vital y el poder curativo del cuerpo, la fuerza ascendente de la tierra que va hacia arriba, hacia el sol. Mientras escucho el icaro de la “S” cantado por la pequeña mujer-planta con voz sibilina, suave, arrastrando las SSS como enfatizando el reptar de la serpiente, veo a los otros asistentes a la sesión de ayahuasca con un fulgor rojizo en la base y aunque la voz sale de mi interior no la reconozco como mía. En orden ascendente, el segundo chakra, infra-umbilical, corresponde a la letra “M” a la que visualizo sólida, muy apoyada la en la tierra, concreta, material. Siento que el sonido debe salir del vientre, cuna del instinto, del miedo, de la vida y de la muerte. El sonido de estas dos letras o chakras activarían los dos primeros centros en relación con los impulsos más primarios. Hacia arriba, la columna luminosa que era anaranjada en el segundo chakra se vuelve verdosa y es un árbol que se abre con generosidad en el tórax.Soy consciente entonces de mi respiración con una agradable plenitud. Es la letra “A”, apertura bucal que nos proyecta y nos permite tomar aire, ampliarnos, distender el árbol respiratorio, abrir la conciencia, los recuerdos y el alma. La energía circulante entre estos dos puntos (infra y supra umbilical) forma un arco luminoso que girando en un plano horizontal forma un sol-girasol amarillo que corresponde al plexo solar. Se activa entonces este centro con sus mecanismos de protección y capacidad de acceder a un conocimiento profundo de uno mismo, con la tristeza y la alegría, con la emoción, la curación y la comunicación sin palabras de contenidos profundos, tan profundos como el sonido de la letra “U”. Superando este punto, llegamos entonces a la letra “O”, línea sin principio ni fin, representación del ciclo eterno, fundamental, el Ouroboros, punto del corazón. Es allí donde reside el máximo poder curativo que es el Amor, representado como un sol de color violeta, y donde mora la intuición. Es la letra “O” un círculo portador de todo el simbolismo relativo a esta figura. La letra “E” corresponde al chakra frontal. Nos daría la oportunidad de “Escuchar”, no sólo de captar con claridad el sonido sino de “Entender” el mensaje que nuestro cuerpo o la naturaleza nos da y de aprovecharlo en su máxima amplitud. 

Finalmente llegamos al chakra superior relacionado con la letra “I” de Infinito, de Inmensidad, de interior., de Iluminación… El icaro correspondiente nos ayudaría a estar en condiciones de “ver” el interior de las formas, con más intensidad y luz y sobre todo a discernir, a ver la importancia e integrar la imagen al todo, con una visión universal. Ver en otra dimensión, con otros ojos, con más trascendencia y vivir plenamente cada instante. Aún no termino de recibir todos los icaros, no sé si recibiré la serie completa ni cuándo ni qué habrá luego. Tampoco sé qué mecanismos subconscientes pueden haber favorecido esto ni si es cierto que funciona. Me cuesta salir del esquema racional y debo admitir que hay una serie de incógnitas interesantes que no tienen explicación. Existe un conocimiento de la vida escondido muy profundamente dentro de cada uno de nosotros, alejado de nuestra conciencia por el exceso de estímulos externos y el mal uso de nuestro cuerpo. Si nos ponemos en condiciones propicias, este conocimiento puede surgir en forma inesperada, alumbrando un camino que hasta entonces no veíamos.

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